"El mar, el mar y tú, plural espejo, / el mar de torso perezoso y
lento / nadando por el mar, del mar sediento: / el mar que muere y nace
en un reflejo."
El paisaje trasciende el tiempo y el espacio y se transforma en agua salada, confundido con el cuerpo de la mujer.
El poeta termina diciéndome que nunca se ha escrito una gran historia
de amor y que le gustaría hacerlo a él. Yo le respondo que siempre he
preferido vivirlas antes de escribirlas.
Nos miramos a los ojos y nos tomamos un segundo café.
(Los versos son el primer Cuarteto de Sonetos II).
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