Umberto Eco escribió las "Apostillas a El nombre de la rosa" tras el
enorme éxito de su novela. En ellas explica algunas cosas interesantes
de teoría literaria y menciona la figura del "lector ideal o modelo",
aunque no es de su invención, por supuesto. Este pequeño tratado lo
hemos leído varias veces en la tertulia porque no tiene desperdicio.
En la página 22 de sus "Apostillas", Eco dice: "¿Qué lector modelo
quería yo mientras escribía? Un cómplice, sin duda, que entrase en mi
juego. Lo que yo quería era volverme totalmente medieval y vivir en el
Medioevo como si fuese mi época (y viceversa). Pero al mismo tiempo
quería, con todas mis fuerzas, que se perfilase una figura de lector
que, superada la iniciación, se convirtiera en mi presa, o sea en la
presa del texto, y pensase que solo podía querer lo que el texto le
ofrecía. Un texto quiere ser una experiencia de transformación para su
lector".
Azucena es una de las lectoras de las que habla Eco. Como seguimos sin conocernos "realmente", voy a tener que ir un día a tomarme un café a algún lugar de La Mancha. De paso quizá me encuentre con Don Quijote en el mesón de Puerto Lápice, donde siempre me tomo un café cuando voy al sur.
Azucena es una de las lectoras de las que habla Eco. Como seguimos sin conocernos "realmente", voy a tener que ir un día a tomarme un café a algún lugar de La Mancha. De paso quizá me encuentre con Don Quijote en el mesón de Puerto Lápice, donde siempre me tomo un café cuando voy al sur.
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