Quizá un día él la cogiera a ella en brazos para cruzarla. Seguro que
juntos vivieron una historia de amor. Cada día sonaba el reloj de la
iglesia para ellos, como ha hecho ahora mismo.
¿Quiere un vaso de
agua?, me dice una mujer con la sombra encorvada, aunque aún no ha
salido el sol. Antes todos venían a beber agua de nuestro pozo. Era el
más profundo de estas montañas, pero hace mucho que se ha secado.
Me acerca un vaso vacío. Hago como que bebo y atravieso la puerta. Después de todo, como diría Nabokov, la forma de la cosa precede a la cosa.
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