El otro día la escritora malagueña Presina Pereiro cogió la fotografía de uno de mis últimos posts en el mar y, puesto que aparecía con el horizonte inclinado, lo situó en su sitio. No sé cómo se hacen estas cosas con las fotos, pero el hecho es que ese de la fotografía ya no soy yo, o es otro yo siendo yo mismo. Esto me recuerda un verso de Eliot que he citado tantas veces en clase a mis alumnos, "el fin es el principio", la frase de su poema "Little Gidding" en la que reflexiona sobre la naturaleza cíclica del tiempo y de la vida, ya que cada final marca el comienzo de algo nuevo. La frase sugiere que la finalización de una etapa o un ciclo no es un punto de término definitivo, sino un punto de partida para una nueva fase o experiencia. Eliot elabora la idea explorando la relación entre el pasado, el presente y el futuro, y cómo la experiencia acumulada en el pasado puede influir y por ello conformar el futuro. La frase también puede interpretarse como una invitación a la reflexión sobre la propia vida, donde cada experiencia, positiva o negativa, contribuye al crecimiento personal y al desarrollo continuo. "El fin es el principio" es, en suma, una afirmación poética sobre la naturaleza cíclica de la vida y del tiempo, que implica que cada final es, en realidad, un nuevo comienzo.
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