Se trata de leer para "ser visto" leyendo, y no por placer personal o crecimiento intelectual, lo que implica posar con libros en espacios públicos o afirmar haber leído libros que no se han leído, todo para proyectar una imagen de persona culta. Es parecer más interesante y atractivo fingiendo que se lee a Joyce, Faulkner, Dostoyevski, Mann o Woolf en el Metro, el autobús, el avión, las redes sociales o sitios de ese estilo. Cuanto más difícil y voluminoso sea el libro, mejor. Leer se está convirtiendo en un deporte competitivo. El fenómeno surgió tras el confinamiento por la COVID-19, cuando el auge de los clubes de lectura con famosos y el "BookTok", la sección de TikTok dedicada a promocionar y debatir ficción comercial, convirtió los libros favoritos en un "accesorio de tendencia". Lo interesante no es la "calidad de la literatura", sino sugerir una "estética pseudointelectual cada vez más de moda". Y cuando la lectura se convierte en una competición, con "innumerables usuarios presumiendo" de haber leído más de treinta y cinco libros en un solo mes, supuestamente, la calidad pasa a un segundo plano. Para algunos miembros de la Generación Z, los libros se han convertido en un símbolo no de inteligencia, sino de atractivo, un accesorio para llevar con un buen conjunto, encajado en el fondo de un bolso de diseño. La lectura performativa está por todas partes, desde los creativos con tatuajes que fuman mientras contemplan las 'Meditaciones' de Marco Aurelio en una playa de Ibiza, al hombre que lee, o al menos aparenta leer, literatura feminista con la esperanza de que las chicas guapas le escriban por privado.
Desde luego, ligar no creo que se ligue más por ser lector, aunque solo sea en apariencia, ni que esto te haga ser más interesante (en realidad siempre ligan los guapos), pero puede que consigamos que alguno lea más.
Por mi parte, como nunca me he comido dos roscas, luego me iré a comer pescado al sitio de esta fotografía del otro día mientras quizá vuelva a sonar esta música de fondo en el restaurante junto al mar, con la voz de Krauss, que tanto me gusta:
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