Estoy observando cómo se despierta el mar, escuchando el rugido de las olas con el que me duermo todas las noches en mi acantilado, y pienso que seguramente me empecé a enamorar de Tenerife por culpa de una película del Dúo Dinámico de 1964, aunque es posible que yo la viera años después en el viejo cine de Felanitx, al oeste de Mallorca, donde viví un año entero siendo un niño, ya que me pasé mi infancia viajando de un sitio para otro. Solo me acuerdo de unas escenas en la Universidad de La Laguna (donde muchos años más tarde Paqui estudiaría Filología inglesa antes de que yo la conociera) y de esta canción que aún no sabía que está basada en el "Bolero" de Ravel:
La volví a escuchar en "Verano azul". ¿A quién no se le ha saltado alguna lágrima con la muerte de Chanquete y el último episodio de la serie?
Y está la película "Asignatura pendiente" de Garci y la chica de 15 años que tiene mi amor, una historia que he incluido en mi último libro a partir de esa canción:
"Asignatura pendiente".
"Miraflores de la Sierra es uno de los pueblos que más me gustan de Madrid. Ahí tenía su casa de verano Vicente Aleixandre, uno de los poetas esenciales de la literatura española. Ahí suceden algunas de las escenas de mi novela "La paz de febrero" (2006). Ahí me tomé ayer un café después de pasear por sus calles, como lo hacen José y Elena (José Sacristán y Fiorella Faltoyano), los protagonistas de la primera película de José Luis Garci "Asignatura pendiente" (1977), mientras canta el Dúo Dinámico.
Y es que mi amor siempre tendrá 15 años.
José y Elena habían sido novios de jóvenes. Se encuentran años después en el centro de Madrid y vuelven a enamorarse, pero ahora los dos están casados. Su “clandestina” historia de amor se incluye dentro del momento histórico que vive España, los últimos años del franquismo y los comienzos de la transición. En realidad Garci se inspiró en "Casablanca"; quería trasladar a Bogart y Bergman a las calles de Madrid. Antes de ayer llegué a ella a partir de una serie de casualidades. Escuchaba un programa de radio dedicado a Mikis Theodorakis cuando el locutor dijo que la música de la canción Luna de miel era suya. Con esta termina la película, en una escena con los dos personajes hablando en la cocina, como también me gusta hacer a mí. La letra era de Rafael de Penagos. Su estreno me cogió siendo adolescente y la vi muchos años después en la televisión. Desde entonces la he considerado como una suerte de testimonio histórico de este país, de las calles de Madrid, de los coches de la época y de la manera de ser y vestir de la gente, de los movimientos sindicales y políticos, y a la vez de la “mala educación” recibida, como diría Almodóvar en otra película que me interesa (lo hacen todas sus películas, que también reflejan aspectos interesantes de España), y la represión de los españoles, sobre todo respecto de la educación sexual. Cuando hablo a mis alumnos de Franco, la transición política y aquellos cuarenta años oscuros y perdidos, me miran con asombro e incredulidad.
La vida debería ser una luna de miel perpetua interpretada por Ilsa y Rick".
("Asignatura pendiente", de "Un hombre que se parecía a Al Pacino", 2023, Páges editors y Universitat de Lleida, pp. 34 y 35).
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Este post solo puede acabar con una escena que, de alguna manera, define nuestra vida:
Y así uno se va haciendo escritor, casi sin darse cuenta.
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