A los seres humanos nos gusta contarnos la vida, la nuestra y las de los demás. Y a mí me gusta sentarme en una terracita para que los escritores me escriban esa vida mientras la leo y suena un solo de trompeta.
La escritora y profesora Montserrat Abumalham (Nuria Condor) nació en Marruecos, tiene orígenes catalanes y libaneses, fue profesora de estudios árabes e Islam en la facultad de Filología de la Complutense y además escribe novelas y cuentos. Este curso pasado estuvo en la tertulia presencial, y desde entonces me ha dado por leer algunos de sus libros, como son "Cuando el cielo era azul" (2024, Avant) y "Una comuna en Caltanissetta" (2025, La Moderna) y he observado que escribe bien y además lo que escribe me interesa, algo que valoro de verdad, el sentir curiosidad por el nuevo libro que cae en mis manos. La historia de amor entre Marta y Juan de la primera novela podría ser la de la propia autora, y, aunque está escrita en tercera persona, bien podría haber sido ella la narradora que nos va contando la vida de una saga familiar que se extiende a lo largo del siglo XX. De una forma inteligente la autora se convierte en autora implícita y luego en narradora. De esta forma logra una distancia con la historia que a mí me lleva a pensar incluso en el inicio de La Regenta, observando la pequeña ciudad de provincias desde lo alto del campanario o de sus propios recuerdos. La historia se inició con "Todos extraños" (2019), siguió con "Trapos sucios" (2022) y termina con ese "cielo azul" casi de la mano del Concilio Vaticano II y el deseo de libertad de aquellos universitarios que quisieron cambiar el mundo sin lograrlo (salvando las distancias algunas páginas me recuerdan la penúltima película de Bernardo Bertolucci, "Soñadores" (2003), con el mayo del 68). Y se prolonga en "Una comuna en Caltanissetta", cuando los personajes principales, Amparo, Mini, Sonsoles y Victoria, nos llevan con sus vidas hasta la pandemia de la Covid 19 y, puesto que no han podido cambiar el mundo, sueñan con vivir en una especie de comuna de la edad madura, tal y como la imaginó Leonardo Sciacia, el escritor siciliano que decía que El Quijote había que leerlo al menos dos veces en la vida. Si el mundo de Montserrat nace en una ciudad como Ceuta (más que en Tetuán) y pasa por Madrid -universitariamente hablando- termina en Murcia, donde vive la propia autora una vez retirada de sus clases y del ruido del mundo.
Y ahora me tomo el primer café de la mañana y me doy una vuelta por Sicilia, en concreto por Caltanissetta, y escucho la trompeta de la que hablaba al principio:
Hay algo noble y profundo en la literatura de Montserrat Abumalham.