jueves, 10 de julio de 2025

"Mi literatura se sigue paseando por África".


 
El otro día quedé para tomar algo con Richard Vandou, profesor de literaturas hispanoafroamericanas en la Universidad de Maroua, en Camerún. Tiene en la mano mi último libro publicado, "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (2023), y en la mesa están "Vivir es ver pasar" (1997), "La paz de febrero" (2006), "Entrevías mon amour" (2009) y "Poeta en Madrid" (2021). Y hablamos de Camerún, de las dos estaciones que hay en su país, la húmeda y la seca, de que tiene 42 años y dos niños, y es feliz siendo profesor. También que está en un equipo de trabajo de la Universidad de Alcalá y que espera tener escrito el año que viene un libro sobre toda mi obra. Le gusta mucho el teatro y durante su estancia en España ha ido varias veces con el profesor José Luis García Barrientos. José Luis ha estado un par de veces en mi tertulia, y he coincido con él en algún tribunal de tesis; es una de las personas que más sabe de teatro en España. A Richard le encantaría que yo fuera un día a Camerún para hablar de mis libros. Solo se tardan cinco horas en avión hasta Yaundé y luego tres horas más hasta Maroua, que está al norte del país.
 
Me parece interesante que escriba ese libro sobre mis libros, lo que es todo un honor para mí, pero lo que más me agrada es lo que me dijo sobre sus alumnos del máster que está impartiendo. Me siguen por aquí y cada día leen mis posts. Después Richard elije algunos de ellos y los discuten en clase. Le gusta enseñar literatura a través de mis pequeñas historias sobre literatura, música, cine, arte, etc., y no como se ha explicado siempre, desde la historia y la vida del escritor. En esto coincidimos, lo importante es la obra, el texto que requiere de un análisis en profundidad. Lo realmente esencial es la creación literaria o artística, y no que nos hagamos fotografías más o menos artísticas para colgarlas en las redes o ponerlas en el álbum familiar (siempre me tengo que maquillar, depilar y esas cosas para salir más o menos aparente en las fotos, jeje).
 
Volviendo al principio de este texto, en mi Pacino he dedicado varios relatos de la primera parte a la música de Wagner que tanto llenó mis veranos adolescentes. Además de llamarse igual, Richard es un enamorado de Wagner y va a proponer a uno de sus alumnos del curso que haga su tesina (lo que aquí llamamos TFM, Trabajo Fin de Máster) sobre mi libro.
 
Y a lo mejor escucha esta música mientras escribe y piensa en mí:
 

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