miércoles, 30 de julio de 2025

"Tagore y yo".


 
Puesto que sé lo que es el Paraíso, ayer me pasé el día en el paraíso particular de mi mente releyendo cosas sobre Tagore, puesto que su nombre había aparecido en una de mis últimas lecturas vinculadas al artista ruso Nikolái Roerich. Tagore ocupó unas cuantas horas de mi adolescencia, y en mi imaginario sentimental siempre lo he vinculado a Juan Ramón y Zenobia. Ella lo tradujo al español y Juan Ramón se encargó del ritmo y la estética. Gracias a ellos, la obra de Tagore se conoció en España y en Hispanoamérica. Tagore es narrador y poeta, y pionero de la educación, y fundó una escuela en Santiniketan (en Bengala Occidental) para fomentar el desarrollo integral de los niños. “Para mantener el respeto que nos debemos a nosotros mismos y a nuestro creador, dijo una vez, debemos hacer que el propósito de la educación sea nada menos que el propósito supremo del hombre: el pleno crecimiento y la libertad del alma”. Y escribió una sátira sobre la educación, El cuento del loro, donde mostraba cómo no debía ser "educado" un loro. Lo encerraban en una jaula, le negaban comida y agua, y le metían a la fuerza teorías escritas en papel. Tagore creía que las personas aprenden mejor cuando experimentan la vida real, como la conexión con la naturaleza. (Y luego me pregunto por qué me hice profesor leyendo estas cosas desde crío). Los niños deben aprender de personas interesantes, del arte, la música, la danza, la creatividad, las ideas y las humanidades. Las personas se fortalecen al conocer su propia herencia, pero también explorando y apreciando lo mejor de otras culturas. 
 
Tagore nació en 1861 en el seno de una familia brahmán de Calcuta, con una sólida historia pionera y cultural. Entre sus antepasados se encontraban personas que, por ejemplo, habían enseñado Derecho en Londres, introducido la música orquestal en la India, que fueron mecenas del arte europeo, dominaban numerosos idiomas y fundado universidades y teatros. Algunos miembros desempeñaron un papel esencial en el Movimiento Nacionalista y lucharon por los derechos del pueblo de Bengala.
 
Tagore también compuso música, pero hoy me tomo el primer café de la mañana escuchando la obra maestra de Bruckner, que tanto le gustaba a Juan Ramón, como cuenta en su libro "Tiempo" (el envés de "Espacio") que expuse en su momento dentro de la asignatura "Poesía española contemporánea" que me explicó Fanny Rubio, en un máster de Literatura Española. Después de todo Juan Ramón es el mayor genio de la poesía española del siglo XX y puso el ritmo y la estética en español a la obra de Tagore:
 

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