domingo, 31 de agosto de 2025

"Cosas bonitas de ser escritor".


Mi novela "Poeta en Madrid" la publicó la editorial Huso el año 2021, tuvo muchas reseñas y lo sorprendente es que cuatro años después continúa encontrando lectores, como la crítica literaria Sonia Yáñez Calvo, que acaba de leerla y ha escrito que es "un viaje al centro de la creación literaria", para añadir después que el tono de esta novela "se refleja también en el lenguaje de Sotelo: culto e intelectual, que evita la lágrima fácil, pero que conecta con el lector a través de la sensibilidad y la curiosidad". Sonia suele escribir habitualmente para la Revista MoonMagazine, pero en ese medio Francisca Arias Tovar ya publicó una reseña de la novela, así que lo ha puesto en su blog "Libros de Ulises", y alude a la mezcla de géneros y manifestaciones artísticas que encuentra en la novela. Algo similar dijo hace unos días el poeta argentino Hector Berenguer sobre mi forma de escribir: "La literatura, la poesía y el corpus entero de la cultura son unos de los grandes medios posibles para transformar los prejuicios en visión y una clara comprensión amorosa de la vida. Justo, eres un pionero en esta actividad de la unidad del arte con todas las posibilidades más profundas".

Esta es la reseña de Sonia:

https://lnkd.in/dBSymGBf?

Ahora, mientras me tomo el primer café de este domingo tan bonito, escucho una de mis obras favoritas, el Tercer Concierto de piano de Rachmaninov, del que hablaba ayer, precisamente, Francisca Arias, además con una impresionante Yuja Wang al piano. Después de todo soy un romántico sin remedio, como le gusta tanto a mi poeta Javier Del Prado Biezma, y paseo por sitios románticos, como en esta foto, con faroles decadentes, mi camisa de estilo decimonónico que me compro en mercadillos de ropa de otra época y esas cosas. Aunque salga serio en las fotos, siempre me estoy riendo o sonriendo. Es una simple pose para parecer más profundo, romántico y sensible, jeje:

https://lnkd.in/ddNNUXJX

sábado, 30 de agosto de 2025

"El rayo que no cesa".


 

"¿Habéis observado el sol cuando se pone en el horizonte del mar, escribió Julio Verne en su novela romántica de ese mismo título? Sí, sin duda alguna. ¿Lo habéis seguido hasta que la parte superior del disco desaparece rozando la línea del horizonte? Es muy posible. Pero, ¿os habéis dado cuenta del fenómeno que se produce en el preciso instante en que el astro radiante lanza su último rayo? (…) No será, como podría presumirse, un rayo rojo lo que herirá la retina de vuestros ojos, sino un rayo verde, pero un verde maravilloso, un verde que ningún pintor puede obtener en su paleta. (…) Si existe el verde en el Paraíso, no puede ser más que este verde, que es sin duda, el verdadero verde de la Esperanza". Eric Rohmer planteó una de sus bellas películas sobre esta novela o, mejor, sobre su leyenda. La leyenda dice que el rayo verde, el último de una puesta de sol, tiene que ver con el amor. Así quien observa el rayo verde durante una puesta de sol está enamorado de verdad. De la misma forma si una pareja observa el fenómeno simultáneamente, sellan su amor para el resto de sus vidas. 
 
Y el otro día las gaviotas de la foto también buscaban el rayo verde.
 
Tú y yo vimos el rayo verde cuando nos conocimos. Lo vemos cada vez que me miras y se me ilumina el rostro, cada vez que te miro y observo esa ligera sonrisa tuya con la que siempre me dices que me quieres. Cada vez que nos buscamos porque sí, porque pensándolo bien nuestra vida está atravesada por "el rayo que no cesa" que es tan petrarquista y tan de Miguel Hernández que siempre será verde para nosotros. Y todo se llena así de sonetos apasionados y a veces dolorosos que siguen el modelo del "Cancionero" de Petrarca:
 

viernes, 29 de agosto de 2025

"Conozco un oasis en medio del desierto".


 

Este verano he paseado por el desierto, y he conocido varios oasis llenos de dátiles, plantas, flores, animales, música y poesía.

Me doy un aire a Al Pacino en "El precio del poder", pero bailo con mi chica en "La la land" bajo las estrellas de Los Ángeles. Y me subo a la mesa de la Universidad en "El club de los poetas muertos" para hablar con mis alumnos. Me paseo por Irlanda como en "El hombre tranquilo" y susurro un poema de amor en el desierto de Túnez como en "El paciente inglés".

Hace un tiempo M Jesús Egmont me dijo en esta red social que esta sería la banda sonora de mi vida:

"El otro día ya dije que no te veo en "La guerra de las galaxias", pero lo hago bailando bajo las estrellas con tu chica como en "La la land". O siendo el profesor Keating para sus alumnos de clase en "El club de los poetas muertos", o ayudando a todos en este muro para emitir nuestros alaridos por los techos del mundo. Porque creemos que la palabra y la poesía sí pueden cambiar el mundo, como bien decía Whitman. También podrías ser un "hombre tranquilo" en Irlanda o un Al Pacino con el aspecto que tenía en "El precio del poder", pero marcándote un tango como hacía en "Esencia de mujer", y enseñar la belleza de la vida a los jóvenes. O, simplemente, ser un conde Laszlo en "El paciente inglés".

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Siempre he pensado que cada uno de nosotros debe bailar su propia vida, como si no dejáramos de ser rebeldes sin causa en la escena del observatorio de "La la land" que sirve de homenaje a la película de Nicholas Ray que inmortalizó a James Dean y Natalie Wood, pero con los rostros de Ryan Gosling y Emma Stone o con el tuyo y el mío:

https://www.youtube.com/watch?v=-3VMlzuvMf8

Solo debemos saber que el oasis vive dentro de nuestra mente, de la de cada uno de nosotros.

jueves, 28 de agosto de 2025

"Poncela".


 
"La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes". Esta es la frase mítica que dice el actor que interpreta Eusebio Poncela a Juan Diego Botto, un joven de 19 años que se llama Martín (Hache) en la película del mismo nombre dirigida por Adolfo Aristarain el año 1997. Me fijé en este director después de ver su película "Un lugar en el mundo". Anoche el mar rugía y se estaba bien en casa dentro del cine y del teatro, o simplemente leyendo. La primera vez que le vi fue en "Los gozos y las sombras", cuando por fin Torrente Ballester empezó a ser visto como lo que es, uno de los grandes escritores de este país. Y la última en "Martín (Hache), una de las películas más literarias que me he encontrado, una obra de teatro dentro de la vida, que a veces no es más que una obra de teatro que nos están filmando con una cámara de video casero. Esta película es un verdadero puñetazo en el estómago, un aluvión de ideas y sentimientos donde los cuatro personajes (unos geniales Luppi, Poncela, Roth y Botto) se pasan el tiempo hablando de las cosas que merecen la pena. Y es que para contar la verdad de la vida, la relación entre padres e hijos, la pareja y la amistad, Aristarain solo necesitó una mesa o varias mesas, una familia heterodoxa y un guion perfecto con frases inolvidables: "Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar (...) A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda; no es que no me atraigan, claro que me atraen: me encantan, pero no me seducen. Me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer, poseer, dominar, admirar… La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes. ¡Hay que follarse a las mentes!" No son más que cuatro personajes, un prestigioso director de cine (Luppi), su íntimo amigo (Poncela) que es actor, su amante (Roth), que es montadora, y su hijo (Botto), que lleva el mismo nombre del padre y que no sabe dónde está su lugar en el mundo. 
 
Hay una escena en un teatro del centro de Madrid donde el actor se rebela contra la obra y los espectadores, y se sale del escenario. Este fue Poncela:
 

miércoles, 27 de agosto de 2025

"Historia de varias generaciones de españoles a través de la música y el cine del Dúo Dinámico".


 




Estoy observando cómo se despierta el mar, escuchando el rugido de las olas con el que me duermo todas las noches en mi acantilado, y pienso que seguramente me empecé a enamorar de Tenerife por culpa de una película del Dúo Dinámico de 1964, aunque es posible que yo la viera años después en el viejo cine de Felanitx, al oeste de Mallorca, donde viví un año entero siendo un niño, ya que me pasé mi infancia viajando de un sitio para otro. Solo me acuerdo de unas escenas en la Universidad de La Laguna (donde muchos años más tarde Paqui estudiaría Filología inglesa antes de que yo la conociera) y de esta canción que aún no sabía que está basada en el "Bolero" de Ravel:

La volví a escuchar en "Verano azul". ¿A quién no se le ha saltado alguna lágrima con la muerte de Chanquete y el último episodio de la serie?
 
Y está la película "Asignatura pendiente" de Garci y la chica de 15 años que tiene mi amor, una historia que he incluido en mi último libro a partir de esa canción:
 
"Asignatura pendiente".
 
"Miraflores de la Sierra es uno de los pueblos que más me gustan de Madrid. Ahí tenía su casa de verano Vicente Aleixandre, uno de los poetas esenciales de la literatura española. Ahí suceden algunas de las escenas de mi novela "La paz de febrero" (2006). Ahí me tomé ayer un café después de pasear por sus calles, como lo hacen José y Elena (José Sacristán y Fiorella Faltoyano), los protagonistas de la primera película de José Luis Garci "Asignatura pendiente" (1977), mientras canta el Dúo Dinámico.
 
Y es que mi amor siempre tendrá 15 años.
 
José y Elena habían sido novios de jóvenes. Se encuentran años después en el centro de Madrid y vuelven a enamorarse, pero ahora los dos están casados. Su “clandestina” historia de amor se incluye dentro del momento histórico que vive España, los últimos años del franquismo y los comienzos de la transición. En realidad Garci se inspiró en "Casablanca"; quería trasladar a Bogart y Bergman a las calles de Madrid. Antes de ayer llegué a ella a partir de una serie de casualidades. Escuchaba un programa de radio dedicado a Mikis Theodorakis cuando el locutor dijo que la música de la canción Luna de miel era suya. Con esta termina la película, en una escena con los dos personajes hablando en la cocina, como también me gusta hacer a mí. La letra era de Rafael de Penagos. Su estreno me cogió siendo adolescente y la vi muchos años después en la televisión. Desde entonces la he considerado como una suerte de testimonio histórico de este país, de las calles de Madrid, de los coches de la época y de la manera de ser y vestir de la gente, de los movimientos sindicales y políticos, y a la vez de la “mala educación” recibida, como diría Almodóvar en otra película que me interesa (lo hacen todas sus películas, que también reflejan aspectos interesantes de España), y la represión de los españoles, sobre todo respecto de la educación sexual. Cuando hablo a mis alumnos de Franco, la transición política y aquellos cuarenta años oscuros y perdidos, me miran con asombro e incredulidad.
 
La vida debería ser una luna de miel perpetua interpretada por Ilsa y Rick".
 
("Asignatura pendiente", de "Un hombre que se parecía a Al Pacino", 2023, Páges editors y Universitat de Lleida, pp. 34 y 35).
 
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Este post solo puede acabar con una escena que, de alguna manera, define nuestra vida:
 
Y así uno se va haciendo escritor, casi sin darse cuenta.

martes, 26 de agosto de 2025

"La mochila del escritor".

 


"Justo, tú siempre vas con tu mochila al hombro, eres el chico de la mochila", me decía la escritora de Zaragoza Ana María Navales cada vez que venía a Madrid y me llamaba para que tomáramos algo. Yo le respondía que es porque la lleno de libros leídos y releídos, de textos que escribo y rompo y vuelvo a escribir, como los recuerdos que no quiero olvidar, de ideas aprendidas y teorías filosóficas y científicas que me gusta repasar. Es la mochila que incluso llevo en este mar de la foto de ayer. Hace poco la escritora de Málaga Presina Pereiro me dijo que "las visitas que alojas en tu casa son casi tú", y supongo que tiene razón. Antes de ayer hablé de "El cielo protector", una de mis películas preferidas del desierto. Hay otra película que adoro y utilicé como prólogo de mis "Cuentos de los otros". 
 
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"Todos los libros deberían empezar recorriendo el desierto de Túnez donde se rodó “El paciente inglés”.
 
Pero con las manos.
 
Tu cuerpo y tu mente serán las dunas y los oasis. Una forma de llamar a la sed y al agua, como ese manantial de la doncella donde Ingmar Bergman imaginó que nace la vida y se comen las fresas salvajes.
 
Entonces me preguntarás: “¿Qué te gusta más?”, como en la película. Yo seré tu conde László Almásy y tú mi Katharine Clifton.
 
Y luego me lavarás el pelo antes de que descorchemos una botella de Moet Chandon mientras me besas".
 
("Prólogo" de "Cuentos de los otros", 2017, Bartleby Editores).
 
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En mi mochila guardo este poema que me dedicó Marta Muñiz Rueda:
"El paciente inglés". 
 
A Justo Sotelo. 
 
"Déjame que te hable de los vientos.
Gobiernan la apariencia de las cosas.
Existen muchos tipos,
Manipulan a dioses y demonios.
Hay vientos que enloquecen la cordura,
Los hay que levantan cortinas carmesí, sangre de polvo,
Arenas que derriban las fronteras
Que impusieron fantasmas invisibles.
Donde hubo un día agua
Hoy serpentean dunas
Pero nuestros ancestros dibujaron
(como tú lo haces hoy en tu libreta)
La libertad cristalina de un grupo de bañistas.
Te amé con la furia del simún
En medio de un desierto ciego y sordo.
Te seguí amando en las ciudades nuevas
Y te amaría en cada hotel o yacimiento que inmune y cómplice nos cobijase.
Caminé bajo el sol a la intemperie
Caminé como un mar enajenado,
Maté por ti a hombres inocentes,
Le vendí mi alma al enemigo
Y no pude salvarte de la muerte.
Te llevé fría y frágil en mis brazos,
Sin aliento ni llama que pudiera amortajar la ira y el deseo.
Ese amor que te sesgó la vida como un rayo que asiente y amenaza
Desdibujó el camino de los mapas
Y subsistió en un libro de Herodoto.
Sin ti ya no hay mañanas.
Sin ti la arena, el sol,
Son espejismos.
Pero prometo viajar siempre contigo.
Seamos polvo, cenizas, huesos rotos,
Corazones de vuelo interminable
Hasta llegar al Palacio de los Vientos.
Si existe algo capaz de vencer a la muerte
Es todo aquello que tu cuerpo y el mío
Crearon para decirle al mundo
Que dos amantes solos
Pueden justificar el universo".
 
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Y revolviendo en la mochila también se puede encontrar la carta del final de la película que nos resume un poco a todos:
 

domingo, 24 de agosto de 2025

"El cielo protector o mi paseo por el desierto".


 
En cada verano me apetece revivir el paseo de una de mis películas favoritas por el desierto. Son esos días dedicados a la búsqueda del lugar, aquel lugar en soledad donde pensar y mirarte hacia adentro mientras observas las estrellas. Haciendo el amor buscándonos con el cuerpo y la mirada, necesitándonos más que nunca, pero aun así apartándonos, continuamente, uno del otro, como si el amor fuera eso, la lucha contra la muerte a través del sexo y la pasión infinita, y la constatación de que lo único que tiene sentido es el cuerpo de la persona amada que rechazas porque sabes que algún día se perderá en la nada, como el tuyo, como el de todos. Ayer tuve la necesidad de hablar de "Mararía" y hoy de la novela de Bowles, novelas que no me habría importado escribir y películas que hubiera interpretado con sumo placer. 
 
Existen historias que son la literatura y son el cine, y esta es una de ellas, además con la música de Ryuichi Sakamoto:
 
 
Si no somos literatura, no somos nada.

sábado, 23 de agosto de 2025

"El escritor y sus personajes".


 

Ayer vinieron a verme algunos personajes reales y literarios a través del océano. La primera en aparecer fue la protagonista de "Mararía" (1973), de Rafael Arozarena, una de las grandes historias de la nueva narrativa canaria. No me hubiera importado escribir esta novela que me recuerda a "Pedro Páramo" de Rulfo y al "Hombre de la esquina rosada" de Borges. También lo hizo la novia de niñez de Arozarena. La novela se inicia con la llegada de un viajero a Femés, un pequeño pueblo del centro de Lanzarote, que se siente atraído por la historia de una vieja, a la que llaman bruja o cuerva, que deambula sola por la oscuridad de las calles y a la que ladran los perros. Esto ocurría a la vez que yo también llegaba a Arrecife y paseaba por el centro de la isla en busca de las raíces de la literatura. Diferentes personajes nos van contando al narrador de la novela y a mí, con cierto sentimiento nostálgico, su experiencia amorosa con María, lo que nos permitirá reconstruir su vida, la de una mujer que en su juventud gozó de una gran belleza y fue deseada por muchos hombres de Femés. Aun así María solo buscaba "un hombre que la quisiera de veras, un hombre capaz de proteger su hermosura, un hombre para defenderla de la soledad que la amenazaba".


Pedro Guerra cantó a Mararía:

https://www.youtube.com/watch?v=3j2CdqLCNvo

Antonio Betancor llevó la historia al cine:

https://www.youtube.com/watch?v=ryX2DUQCghs

Hace un tiempo conocí en el Escorial a la primera "novia" de Rafael Arozarena, y lo conté en mi blog. Tenía 93 años, no se habían vuelto a ver desde que eran niños (ella con 12 años y él con 13) pero seguía acordándose del autor de Mararía:


https://sotelojusto.blogspot.com/2017/05/los-escritores-y-el-amor.html

El mar, la vida y las infinitas posibilidades de la literatura.

viernes, 22 de agosto de 2025

"Proust y una copa de vino".


 
 
                                                             (Para Almudena Mestre, en su cumpleaños).
 
El joven camarero nos trajo una jarra de vino blanco afrutado y tras saborearlo recordé algunos días de verano de mi adolescencia en el campo y el vino de las viñas de mi padre que volvía a probar en casa de José frente a la chimenea puesto que él se ocupaba de cuidarlas. Y mientras saboreaba aquel vino sensual y diferente a todos los que he bebido, recordé las setenta y cinco páginas que se han publicado hace poco sobre el origen de "En busca del tiempo perdido". Antes de morir, Proust legó su archivo personal a su hermano Robert, que se lo dejó a su hija, Suzy Mante-Proust, quien, en 1949, encargó su clasificación a Bernard de Fallois, entonces un jovencísimo profesor de apenas 23 años, que solo llevó a cabo una parte del trabajo. En 1954, publicó "Contra Sainte-Beuve", una obra inacabada de crítica literaria de Proust, en cuyo prólogo se mencionan los setenta y cinco folios, una alusión que se ha tenido, a lo largo de casi tres cuartos de siglo, como la principal prueba de su existencia. No obstante, Fallois no dio nunca a conocer aquellos papeles. Una vez fallecido, en 2018, se hallaron en su casa los archivos proustianos, con los folios y otros documentos y manuscritos. El vino de mi infancia, la magdalena y la memoria involuntaria y tantas imágenes en mi mente. Swann podía haberme dicho que me detuviera, pero se mostró reservado, como si la infidelidad de Odette de Crécy no fuera con él. Todavía no era el tiempo de su hija y las muchachas en flor. Gilberte o el amor infantil que perdura más allá de la muerte, en medio de aquella tierra blanca de la memoria. Los Campos Elíseos están ahora muy lejos como lo estaban para Marcel o el mismo Proust escuchando la frase que salía de lo más profundo de su conciencia. Sus amores, los de Albertine, Orianne de Guermantes, Odette y su hija Gilberte se confunden para siempre con la silueta delicada de la niña que le descubrió el placer, el dolor y los misterios del amor. Y acaricio su pelo, ella se aprieta a mí (tú te aprietas a mí). Bailamos con los ojos cerrados. Quizá sea la sala de fiestas la que gire sin parar. La música de Rachmaninov no se detiene y los recuerdos se deslizan por unos cuerpos a través de las montañas. 
 
En los setenta y cinco folios de Proust, el protagonista no moja una magdalena en la infusión, sino pan tostado. Tampoco saborea el vino que yo me llevé a los labios en el Puntero, un restaurante del centro de Santa Cruz de Tenerife que me gusta mucho y que está lleno de los carteles del Carnaval, después de tantos años, aunque de algún modo siempre busquemos recordar las primeras separaciones de nuestra madre por la noche, la figura de la abuela, los caminos de la vida y las muchachas en flor.

jueves, 21 de agosto de 2025

"Canción del árbol del olvido".



 
Estos días he pensado mucho en los árboles que se han quemado en los incendios, en algunos de los lugares mágicos de este país, León, Zamora, Orense, Lugo, Cáceres, en las muertes de las personas y las aldeas quemadas, en los recuerdos rotos para siempre por el fuego y en los cementerios abandonados. Es el fuego como metáfora de la vida.
Alberto Ginastera (Buenos Aires, 1916 - Ginebra, 1983) compuso una milonga, la "Canción del árbol del olvido", como parte de su ópera "Don Rodrigo", de 1964, la historia de un conquistador español en tierras americanas y de su conflicto interno:
 
"En mis pagos hay un árbol,
que del olvido se llama,
al que van a despenarse, vidalitay,
los moribundos del alma.
 
Para no pensar en vos,
bajo el árbol del olvido,
me acosté una nochecita, vidalitay,
y me quedé bien dormido.
 
Al despertar de aquel sueño
pensaba en vos otra vez,
pues me olvidé de olvidarte, vidalitay,
en cuantito me acosté".
 
Esta versión de Víctor Jara es hermosa:
 
Sí, los árboles olvidados.
 
De lo que no quiero olvidarme es de mis amigos, por eso el otro día me acerqué a ver a mi amiga Candelario Villavicencio (Lali), que vive en el noroeste de Tenerife, un lugar precioso con el macizo de Teno y Masca, que en los años 60 fue un paraíso de los jipis, como lo fue la misma Lali de joven cuando vivió allí. Mientras me tomaba un té con ella, me habló de la obra de teatro que ha montado con sus alumnos (es maestra además de poeta) en la que aparecen dialogando varios escritores canarios, clásicos y actuales, y de otro proyecto que tiene en mente para representar también en el teatro de su pueblo. Y esto Lali lo hace no para lograr trienios o sexenios, para subir en el mundo de la enseñanza, etc. Esto lo hace por amor a sus jóvenes alumnos y por su amor a la poesía. Es esa parte jipi que sigue conservando en su corazón.
 
Y ahora escucho la milonga de Ginastera en una transcripción para dos guitarras que escuché en el coche mientras iba a ver a Lali:
 

miércoles, 20 de agosto de 2025

"El juego de las diferencias y las semejanzas".


 

¿En qué nos parecemos y diferenciamos este señor y yo? Ayer María Isabel Ariza Salazar, que es geógrafa e historiadora del Ayuntamiento de Córdoba, me dijo lo siguiente: "Escritor, a veces me recuerdas a Leonardo da Vinci, hombre del Renacimiento del Siglo XXI". Y lo que resulta curioso, la filósofa argentina de mismo nombre, María Isabel Saavedra Usandivaras, escribió también por aquí: "Emocionada por la escritura de estos fragmentos de tu novela, Justo Sotelo. La voz del tiempo es un fragmento sin señales -de signos de puntuación-, donde el ritmo pulsa un desbordante movimiento interior". Cuando leí estas palabras estaba visitando un museo sobre el mar (segunda foto).

Una primera diferencia es que nos llevamos 500 años; él vivió entre los siglos XV y XVI y yo entre los siglos XX y XXI.

Él intentaba reflejar el tiempo y la luz, y a mí me ocurre lo mismo.

Siempre buscó el rostro y la sonrisa de la Gioconda y yo persigo lo mismo en todos los personajes femeninos de mis novelas.

Cuando escribí el libro sobre Haruki Murakami hablé de dos tipos de unicornios, el originario de Grecia y el que viene de China, y entre los dos hay diferencias. Como nos dice Borges en "El libro de los seres imaginarios", el unicornio griego y latino tiene el cuerpo del caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante y cola de jabalí. Un largo y negro cuerno se eleva en medio de su frente. Por el contrario, el unicornio chino posee cuerpo de ciervo, cola de buey y cascos de caballo, y el cuerno de la frente es de carne. Pero lo que me interesa recalcar hoy es que, según da Vinci, el occidental tan solo puede ser capturado aprovechándonos de su sensualidad, mientras que el oriental es un animal sagrado.

Seguro que a da Vinci le hubiera gustado tanto el cine como a mí; así que la música de esta hermosa mañana de verano podría ser esta:

https://www.youtube.com/playlist?list=PLb6P1bt8hjU49CWhKYjBa5hI_D3KGZxa6

martes, 19 de agosto de 2025

"Algo parecido al Paraíso".


 

Como se ve en esa fotografía, al lado de una Universidad, y cerca de un lugar que recojo en mi última novela y aparece en las páginas 36 y 38:

"Amor por encima de todas las cosas.

"Amor sin nombre. Inmaculado. Indiscreto ante las murmuraciones, inmarchitable. Amor azul. Verde. Amarillo. Rojo. Anaranjado. Añil. Violeta. Y de nuevo azul.

No importa por qué están ahí. ¡Taganana! Perdida en el horizonte. Blanca por dentro y por fuera. Y azul, muy azul el mar de Taganana. La espuma blanca y azul.

Bajé del autobús municipal. Había pocas personas sobre la arena de la playa, la soledad perdida entre los acantilados duros, feroces. Y la arena negra. Coloca a una joven que está en los huesos en un extremo. A un ser deforme en el otro. Sitúa a una pareja de enamorados dentro y fuera del agua, amándose vestidos y desnudos, unidos y separados. Tuve envidia de él. Tuve más envidia de ella. Sonreí al monstruo y a la mujer. Tuve envidia del monstruo y de la mujer con todas mis ganas. Mis ojos enfermos, casi ajenos.

La fotografía.

EL TIEMPO SIN VOZ.

Mis dedos, el botón, el tiempo y el miedo, la envidia y el tiempo y el miedo, la belleza. El mar sonreía y su botón rojo, pequeño, pusilánime. La espuma gris, blanca, negra, la espuma y el miedo. Como colas infinitas de infinitos miembros babeantes. Los amantes besaban la arena con sus nucas, la de él, la de ella, las nucas sin miedo. Por fin el monstruo comenzó a escribir sobre los inmensos pechos de la mujer que caían como chicles sobre la arena de la playa.

La fotografía.

LA VOZ DEL TIEMPO.

Os voy a hablar de otra isla amigos poetas os voy a hablar de otro sueño de ninfas y de sirenas si es que rugen los mares en un nuevo sueño y todo comienza a hacerse inanimado si es que aparece la soledad cruza rocas encrespadas la soledad asalta cárceles pletóricas de inconsciencia y lucha día a día por huir de la isla volcánica día a día de nuestro interior del miedo mi soledad es como todas pero más ciega mi soledad es dulce como los labios del amante frota sin descanso la piedra succionada de la pasión entre sus pechos mi soledad no sabe de diálogos y él me ayuda cada instante para huir con él al disparatado silencio en la distancia de la mar que ya no existe en el oasis perdido entre sus piernas que son leyendas innombrables entre sus dedos suavizados por la espera puedo hablaros de otra isla puedo hablaros de otros sueños de ninfas y de sirenas.

Beckett.

El monstruo arranca los pechos a la mujer y los lanza al mar, y continúa escribiendo sobre su incompetencia.

Se acercó a mí, besó mis pies y me ofreció la semilla de su vientre. Tomé con mis manos al amante ridículo y arrebaté a las nubes sus caricias.

Me siento sobre una roca, blanca como el mar, como el paraíso, y mientras los perros aman su lascivia y los hombres vierten el vino sobre las mesas y las piedras aguijonean mis sandalias y lo banal se tiñe de esperanza en cualquier pueblo testigo de su sudario y se desbocan mis pasiones entre las notas del último sueño, comprendo que he oxidado el viento y las palmeras y el mundo para dormir entre los brazos del amor solitario.
Carnaval.

Mi único amor. Deletreo.

Papá.

Carnaval.

Taganana.

Molloy.

Papá.

Molloy y Beckett.

Las palabras como chicles para definir una fotografía".

("Poeta en Madrid", 2021, Huso, pp. 36-38).

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La primera vez que llegué a Tagana escuchaba en el autobús una selección de arias de Puccini cantadas por Plácido Domingo, y ahora lo vuelvo a hacer mientras me tomo el primer café de esta bonita mañana de verano:

https://www.youtube.com/watch?v=_MPwGE9Thz8

lunes, 18 de agosto de 2025

"Eso de ser Óscar Wilde".


 
Antes de ayer el escritor y profesor José Luis Morante comentó en un post: "Conozco poca gente con una identidad tan fiable, querido Justo Sotelo; más que al aristocrático Marqués de Bradomín dejas afinidades con la extrema lucidez de Oscar Wilde y su incansable inteligencia. Como dice mi querida Efi Cubero, la impostura te es ajena, no hay escayola. Carne propia.
 
Unos días antes Clara Vega me escribió: "¡Oh, mi capitán! No temas que dos batidos de vainilla borren tu atractivo. Hay encantos que no se miden en tallas ni se reflejan en espejos. El tuyo habita en la palabra precisa, en la ironía que arranca sonrisas, en la cultura que te acompaña como un viejo amigo y en esa manera tuya de mirar el mundo, como si aún quedaran secretos por descubrir. Las arrugas, si llegan, serán líneas de un mapa que conduce a historias. El tiempo, en tu caso, no resta, te esculpe".
 
Ayer por la mañana la artista de Elche Clariola Fenoll me envió una de las páginas de mi ensayo "Los mundos de Haruki Murakami" (2013, Izana) que está leyendo, y luego añadió en un audio que le gustaría describir todo lo que su lectura le estaba inspirando. 
 
Esto me recuerda todas las veces que ex alumnos y ex alumnas mías me han dicho que se han dedicado a la enseñanza después de que yo les diera clase, o que se han puesto a escribir tras leer mis libros.
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Cuando Clariola me envió el audio, paré el coche en un precioso y romántico lugar para escucharlo, y me puse a ver el mar. En Radio Clásica se escuchaba una música de piano. Como dijo el verdadero Óscar Wilde, la belleza es una manifestación intrínseca de la verdad y el arte, y está presente en todas las formas, desde la naturaleza hasta la creación humana. 
 
La verdad es que es bonito ser escritor.

domingo, 17 de agosto de 2025

"Historia de una gaviota".


 

En cierta ocasión mi querida amiga y tertuliana Silvia López me dijo esta frase: "los neurólogos investigan, los escritores escribís y los demás sentimos". Hace unos días falleció su padre y quiero escribir este post para él y su familia (su hija Miriam nos habló en una de las últimas tertulias del curso pasado desde Girona y también intervino su mujer María Rosa Muñoz Llongarriu). Conocí poco a Lluis López Hortós, únicamente de algunas comidas y cenas, pero me pareció un empresario con un gran sentido del humor. Cuando Silvia me dijo la frase anterior, yo estaba sentado en una playa sin apenas gente (se supone que es de nudistas, pero cada vez la invaden más tipos con ropa). Tiré una piedra al mar, aunque hizo un extraño y se mantuvo en la superficie unos cuantos metros, como si estuviera corriendo sobre ella. Me dije que la ciencia puede explicar en profundidad el efecto "físico" que se había producido con la piedra, pero no podría decir cuáles habían sido mis sensaciones ante la contemplación de aquel fenómeno curioso y sorprendente. En cierto momento cerré los ojos para sentir la brisa del mar sobre mi rostro. Cuando los abrí la piedra continuaba flotando sobre el agua y una hermosa gaviota se había situado junto a mí y parecía querer decirme algo en voz baja.

La fotografía de la gaviota es de ayer y Juan Salvador Gaviota es una película eterna
, una de esas historias de la adolescencia con las que aprendí a volar::

https://www.youtube.com/watch?v=DhiZJDuYAw8

"Dos gaviotas enamoradas en busca del rayo verde".


 
"¿Habéis observado el sol cuando se pone en el horizonte del mar, escribió Julio Verne en su novela romántica de ese mismo título? Sí, sin duda alguna. ¿Lo habéis seguido hasta que la parte superior del disco desaparece rozando la línea del horizonte? Es muy posible. Pero, ¿os habéis dado cuenta del fenómeno que se produce en el preciso instante en que el astro radiante lanza su último rayo? (…) No será, como podría presumirse, un rayo rojo lo que herirá la retina de vuestros ojos, sino un rayo verde, pero un verde maravilloso, un verde que ningún pintor puede obtener en su paleta. (…) Si existe el verde en el Paraíso, no puede ser más que este verde, que es sin duda, el verdadero verde de la Esperanza". Eric Rohmer planteó una de sus bellas películas sobre esta novela o, mejor, sobre su leyenda. La leyenda dice que el rayo verde, el último de una puesta de sol, tiene que ver con el amor. Así quien observa el rayo verde durante una puesta de sol está enamorado de verdad. De la misma forma si una pareja observa el fenómeno simultáneamente, sellan su amor para el resto de sus vidas. 
 
Y el otro día las gaviotas de la foto también buscaban el rayo verde.
 
Tú y yo vimos el rayo verde cuando nos conocimos. Lo vemos cada vez que me miras y se me ilumina el rostro, cada vez que te miro y observo esa ligera sonrisa tuya con la que siempre me dices que me quieres.
 
Cada vez que nos buscamos porque sí, porque pensándolo bien la vida es esto:
 

sábado, 16 de agosto de 2025

"El performative reading o la última moda para parecer atractivo y ligar".


 
Se trata de leer para "ser visto" leyendo, y no por placer personal o crecimiento intelectual, lo que implica posar con libros en espacios públicos o afirmar haber leído libros que no se han leído, todo para proyectar una imagen de persona culta. Es parecer más interesante y atractivo fingiendo que se lee a Joyce, Faulkner, Dostoyevski, Mann o Woolf en el Metro, el autobús, el avión, las redes sociales o sitios de ese estilo. Cuanto más difícil y voluminoso sea el libro, mejor. Leer se está convirtiendo en un deporte competitivo. El fenómeno surgió tras el confinamiento por la COVID-19, cuando el auge de los clubes de lectura con famosos y el "BookTok", la sección de TikTok dedicada a promocionar y debatir ficción comercial, convirtió los libros favoritos en un "accesorio de tendencia". Lo interesante no es la "calidad de la literatura", sino sugerir una "estética pseudointelectual cada vez más de moda". Y cuando la lectura se convierte en una competición, con "innumerables usuarios presumiendo" de haber leído más de treinta y cinco libros en un solo mes, supuestamente, la calidad pasa a un segundo plano. Para algunos miembros de la Generación Z, los libros se han convertido en un símbolo no de inteligencia, sino de atractivo, un accesorio para llevar con un buen conjunto, encajado en el fondo de un bolso de diseño. La lectura performativa está por todas partes, desde los creativos con tatuajes que fuman mientras contemplan las 'Meditaciones' de Marco Aurelio en una playa de Ibiza, al hombre que lee, o al menos aparenta leer, literatura feminista con la esperanza de que las chicas guapas le escriban por privado. 
 
Desde luego, ligar no creo que se ligue más por ser lector, aunque solo sea en apariencia, ni que esto te haga ser más interesante (en realidad siempre ligan los guapos), pero puede que consigamos que alguno lea más.
 
Por mi parte, como nunca me he comido dos roscas, luego me iré a comer pescado al sitio de esta fotografía del otro día mientras quizá vuelva a sonar esta música de fondo en el restaurante junto al mar, con la voz de Krauss, que tanto me gusta: