Cuando digo que soy progresista, no me refiero tan solo a los temas sociales, como es obvio, sobre los que he escrito libros y artículos científicos. Me refiero también al arte, donde incluyo la literatura. En el juego temporal de lo simultáneo y lo sucesivo, necesito sentirme de mi tiempo e incluso del tiempo futuro. Me aburren las obras que repiten las que ya se han escrito pues creo en la continua evolución de lo simultáneo, como diría Eliot.
En esta fotografía de 1976, de Robert Mapplethorpe, se ve a Robert Wilson, arquitecto, dramaturgo y director vanguardista de escena, fallecido el jueves en Nueva York, con Philip Glass, que puso música a su ópera "Einstein on the beach", una de las más importantes del arte contemporáneo (cada vez que menciono a Glass me acuerdo de su música para la película "Las horas" y de Virginia Woolf con la que comparto su visión progresista del arte y la literatura). Siempre que pienso la ópera de Wilson o escucho frangmentos (dura cinco horas y el público se puede levantar de sus asientos cuando quiera, irse al baño, tomarse algo y volver), sé que vivo en mi época desde el punto de vista creativo, lo que he querido llevar a la literatura con mi última novela "Poeta en Madrid" (2021). Es una ópera en cuatro actos que evita la narrativa tradicional con un enfoque formalista en espacios estructurados, diseñados por Wilson con gráficos que se conectan por cinco "knee plays" o intermezzos. Es una investigación científica (la teoría de la relatividad y la producción de armas nucleares), para la que Glass no usó solistas, únicamente un pequeño coro que canta sílabas sin sentido al ritmo de la música. La historia es leída por un narrador, y el papel de Einstein no tiene letra, puesto que fue escrito para violín. Los lugares principales son un tren, un juicio y una nave espacial que flota sobre la Tierra. Esta es una interesante explicación de la obra:
Esta es la ópera completa:
Con más de doscientas producciones de teatro y ópera en su haber ("Pelléas et Mélisande" fue su última incursión liceísta el año 2012), Wilson estuvo en Barcelona el año pasado, donde ofreció en el Liceo un viaje espiritual con su producción del oratorio de "El Mesías", de Händel. Casualmente, escuchaba a Händel cuando me enteré de su muerte.
El arte no es nada sin la ciencia y la ciencia no es nada sin el arte.