sábado, 8 de noviembre de 2025

"Una deliciosa novela".


 
¿Qué llevó al genial arquitecto catalán a levantar en León dos de sus edificios más carismáticos, el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Botines, tan cerca de la catedral, con las vidrieras más hermosas del mundo? El año que viene se celebrará el centenario de la muerte de Antonio Gaudí. Maite López Blanch y Marta Muñiz Rueda han escrito una novela que es un apasionado y bello homenaje al arte y al amor. La trama comienza con Gaudí y el tranvía que lo atropelló, como una especie de "ficción histórica". Maite López Blanch es tataranieta de Francisco Blanch y Pons, arquitecto provincial de León entre 1887 y 1913. Se casó con Ángela Cornet i Enrich, que compartía apellido y parentesco con Antoni Gaudí Cornet. Este hecho, junto al amor por la arquitectura, siempre había inspirado en Maite la idea de convertir su pasado familiar en una novela ambientada en el León de Gaudí. Ella y mi querida Marta Muñiz Rueda, la chica del "paciente inglés" a quien conocí en 2015 cuando fui con la poeta Gabriela Amorós Seller para presentar mis "Cuentos de los viernes" y "La fragua cero", la primera obra de ella, han creado una historia con personajes bien dibujados, de esos con los que no me importaría tomarme un té a media tarde hablando de la vida y de la literatura, como Vera, Xabier, Lucas, Lilly y las propias autoras, Marta (que podría ser Lilly) y Maite (que podría ser Vera), paseando por León, Barcelona, la Costa Azul y Asturias y escuchando las canciones de Cole Porter, Mancini, Morriconi, Trenet, Sinatra, Springsteen y Metallica con "Nothing else matters" en una cabaña perdida en los montes de León, como un sueño ideal para una pareja de enamorados:
 
El martes que viene me encontraré con los que quieran pasarse por el Hotel Indigo, Marqués de Urquijo 4, semi esquina con Princesa, en Argüelles, sobre las 18.15, minutos antes de lo que señala el cartel de la editorial valenciana Loto Azul. Y comprobaremos que esta novela es un canto de amor a León, una ciudad que ha sido importante en ciertos momentos de mi vida, como he ido contando en algunas de mis novelas. 
 
Cierro sus páginas y me viene a la cabeza la música del Código Da Vinci; supongo que Maite y Marta saben porqué:
 

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