martes, 15 de mayo de 2018

"La vida de Adèle".

El nacimiento del deseo no es homosexual, bisexual o heterosexual. Como tampoco lo es el amor.

El nacimiento a la vida es rabiosamente humano.

Pienso estas cosas mientras me tomo un café y escucho "I Follow Rivers", https://www.youtube.com/watch?v=K3JGxj2rvAs, la canción de la película francesa "La vida de Adèle". ¿Por qué será que casi todas las películas que me gustan son francesas? (Ahora mismo en Madrid se pueden ver "El buen maestro", "Una razón brillante", "Un sol interior", "Custodia compartida", "La casa junto al mar" y "Amante por un día", todas excelentes).

Adèle es una adolescente y el hecho de ir conociendo chicos le parece algo normal, hasta que Emma aparece en su vida. Es el primer amor, los primeros besos y caricias, además de cierto compromiso. Sin embargo, con el tiempo se producen las primeras discusiones y una sensación de rutina, ya que las dos son aprendices de artistas e intelectuales (una triunfará en París como pintora utilizando a la otra como modelo) y no se conforman con una vida segura y aburrida. Y por eso también llega la primera pérdida amorosa. 

Es una película de concienciación sobre la diversidad sexual y también un canto al amor universal, con todo lo bueno y lo malo que ello entraña. La dirigió el tunecino Abdellatif Kechiche en 2013. Su famosa escena de sexo lésbico de casi diez minutos supuso un cierto escándalo en su momento, lo que no impidió que la Palma de Oro del Festival de Cannes fuera tanto para el director como para las actrices principales, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, algo que solo se ha repetido con Holly Hunter en el "El piano". Creo recordar que la 2 de TVE la emitió no hace mucho. 

Está claro que vamos evolucionando, como no podía ser de otra forma.

¿Estaré hablando de la vida?

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