viernes, 11 de mayo de 2018

"Lenguaje y ficcionalidad a ritmo de jazz. La obra literaria de Justo Sotelo".

Me tomo un café y observo la foto del libro de Almudena Mestre sobre mi obra literaria.

Pienso en cómo ha mimado ese libro su editora, Charo Fierro, y también en el lugar donde se va a presentar esta tarde. El Retiro es mi "locus amoenus" particular. Todo el mundo tiene uno, ya sea el Parque de Luxemburgo, el Hyde Park o el Central Park. Existe otro en mi imaginario, como diría Jung, el García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife.

Acabo de leer en el post de ayer que el filólogo Pedro Crespo me llama escritor posmoderno. Es evidente que lo soy, como todos los que escriben en esta época con la intención de continuar escribiendo en el futuro. En el pasado estaban Cervantes, Shapespeare, Sterne, Galdós, Joyce, Faulkner, Baudelaire, Rilke, Eliot. Sin haberlos leído y entendido es casi imposible pretender hacer "literatura" actual. El mundo globalizado, el aislamiento de los individuos, el papel decisivo del lector, las historias con un final abierto, el carácter especular del discurso narrativo -con la continua manipulación de las convenciones de la ficción, el uso y el abuso de la metaficción y de la transtextualidad-, el dominio de lo ecléctico, algo así como el grado cero de la cultura contemporánea, que nos lleva a comer al mediodía tranquilamente en un McDonalds, mientras que por la noche elegimos un plato de cocina local. A pesar de que vivamos en Tokio, es posible que nos perfumemos como en París y escuchemos “reggae” o miremos un western. Todo esto define la nueva hiperrealidad y la "ficción" posmoderna.

Apuro el café y antes de servirme otro pienso también en la música que le pudiera ir a esta foto. Ya que mis amigos me han comparado con todo tipo de actores, sobre todo Al Pacino, no se me ocurre otra melodía que esta: 

https://www.youtube.com/watch?v=JCOaI06zAvg

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