domingo, 20 de mayo de 2018

Por las calles de Nueva York.

El taxi se detuvo en la esquina. Pagaste, nos bajamos y recorrimos las calles de Nueva York. En realidad recorrimos todo lo que habíamos leído sobre esa ciudad. Yo no dejé de escribir desde que empezamos a caminar. Es posible que inventara aquellas calles, aquellos edificios con luces de película que habíamos visto en Londres muchos años atrás, aquellos guiones de Woody Allen que nos habíamos aprendido de memoria en los cines y las plazas de Madrid.

Recuerdo que antes de que Audrey Hepburn interpretara esa película, tú ya aparecías en mis sueños.

https://www.youtube.com/watch?v=1JfS90u-1g8

Es hora de comerse un cruasán y beberse un café "au lait" porque esto no es Nueva York, sino París. Y estamos dentro de una película sobre el mar. Son las olas, ¿las escuchas? La máquina de escribir ya no suena, como tampoco echan humo los trenes. La melodía sigue expandiéndose hasta el infinito y las parejas continúan de la mano por el parque y se bajan de los taxis amarillos para subirse en los taxis blancos o negros. Y después suben a las azoteas de las ciudades de papel y lanzan a volar las cometas de sus sueños. Y se besan y se abrazan y se cuentan cuentos.

Y tú y yo.

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