Una de las películas más hermosas de la
historia del cine europeo es "Cielo sobre Berlín" (1987), del director
alemán Win Wenders. Ayer me de ella mientras atardecía sobre la
calle Serrano de Madrid.
Paseaba despacio y miraba ensimismado la
luna y la escultura del Ave Fénix de la fotografía. Fue entonces cuando
vi por un instante a los dos ángeles, Damiel y Cassiel, que volaban
sobre Berlín, una ciudad dividida por el "muro de la vergüenza". Sabía
que solo eran visibles para los niños y los hombres con un corazón
puro. Eran testigos impotentes que no pueden cambiar los
acontecimientos, pero sienten una gran compasión por los seres humanos.
Uno de ellos quiere conocer los sentimientos de los mortales y se
enamora de una trapecista que se llama Marion.
Damiel se convertirá en humano cuando alguien le corresponda, como hará
Marion al final de la película, con una de las declaraciones de amor
más espirituales y poéticas que recuerdo:
https://www.youtube.com/watch?v=7icdP9m957M
Y así el ángel bajó a las calles de Madrid, porque "mirar desde arriba no es mirar. Hay que mirar a la altura de otros ojos".
https://www.youtube.com/watch?v=7icdP9m957M
Y así el ángel bajó a las calles de Madrid, porque "mirar desde arriba no es mirar. Hay que mirar a la altura de otros ojos".
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