Seguro que solo le gustarían los Juegos Olímpicos si se los contara Píndaro. Flaubert se empeñó en escribir un libro sobre la nada, pero no pudo, y él intentaba imitarlo. Es Jep Gambardella o Tony Servillo, como pudo haber sido Marcelo Mastroianni en el caso de que Paolo Sorrentino hubiera sido Federico Fellini y "La gran belleza" la "Doce Vita" y "8 1/2". Tiene 65 años y hace cuarenta que escribió su única novela. Aun así es recordado por ella, y le siguen invitando a fiestas y reuniones con personajes influyentes del mundo de la política, la religión y el arte a las que asiste con unos trajes impecables que le sientan de maravilla. Todo es exceso en ese verano cálido de 2013, y la pantalla se llena de arte y música, de sexo y recuerdos, de los amaneceres por las calles de Roma recién regadas. Me preparo el primer café de este otro verano de 2021 y pienso que Gambardella, en el fondo, se ha aburrido de aquel mundo, aunque no sabe cómo dejarlo. Por eso me parece que entre tanto escritor mediocre, vacío intelectual y político corrupto, no desea escribir sobre la nada, sino todo lo contrario. Sabe que su vida está vacía y sueña con escribir el libro que le permita encontrar la belleza, la gran belleza. La única belleza de verdad que ha conocido en su vida es el cuerpo desnudo de la primera chica que amó.
Y yo pienso en ti cuando te desnudaste por primera vez para mí.
¿Te acuerdas?
Siempre se termina así, con la muerte, pero primero estuvo la vida. Que comience la novela:
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