lunes, 16 de agosto de 2021

"Cuando la ficción crea la realidad".

Borges escribió un relato, "Tema del traidor y el héroe" ("Ficciones", 1944), que releí ayer tras ver la película "La verdadera historia de la banda de Kelly" (2019), del australiano Justin Kurzel, basada en la novela del escritor también australiano Peter Carey, publicada con el mismo título el año 2000. El libro de Borges está formado por dos partes, "El jardín de senderos que se bifurcan" y "Artificios", donde se incluye el cuento que he mencionado. Es uno de los libros más importantes de la literatura universal del siglo XX.

Ned Kelly (1854-1880) es el "bushranger" (bandido) más famoso de Australia y casi una gloria nacional, del estilo de las de Billy el Niño o Robin Hood, y los propios australianos no se ponen de acuerdo en si fue un héroe o villano. Su padre era irlandés, al igual que muchos de los personajes de la novela y la película. La historia de Borges se sitúa en la Irlanda real de 1824, y en ella un tal Ryan nos habla de su abuelo, Fergus Kilpatrick, que se convierte en un héroe después de ser asesinado. Ryan alude a la conocida muerte de Julio César y a varios párrafos de Macbeth para aportar verosimilitud al hecho real. Luego sabremos que Kilpatrick fue un traidor ya que escenificó su muerte para convertirse en héroe, Por tanto la obra de Shakespeare se utiliza como elemento esencial para constatar la realidad, y no al revés. De la misma forma, desde el principio de la novela de Carey, dividida en legajos encontrados (como ocurre con el Quijote y otros libros) Kelly nos cuenta su historia en primera persona, desde que se convierte en bandido cuando era un niño hasta su muerte frente a un ejército de policías, y lo mismo pasa con la película de Kurzel, que se puede considerar un neo-western punk que oscila entre lo terrible, casi el terror, y la poesía más desatada. Es ese concepto de Seudo Longinos que tanto me gusta, sobre lo sublime, lo siniestro y lo bello. Carey y Kurzel se inventan personajes para volver a contar la realidad de la leyenda de Kelly.
 
Hoy ya me he tomado dos cafés cuando escucho la música con la que termina la película, que casi parece de los Sex Pistols, y pienso que, a pesar de la banalidad que a veces quiere inundarlo todo, en este mundo estilo Instagram, siguen interesándome algunas cosas:
 

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