"Seguro que a él le habrán dicho muchas veces esa frase lisonjera. Y él habrá sonreído, complacido tal vez. Justo Sotelo, con más o menos parecido físico a éste o a otros actores, es, por encima de todo, un escritor. Pero tampoco esa descripción me parece exacta. Porque ¿qué es ser escritor? ¿Escribir libros? ¿Ganarse la vida con esa actividad? En mi opinión, Justo Sotelo es algo más que un escritor: él es un "cultivador" de palabras. Posee un espacio inmenso -como esos grandes ranchos que vemos en las películas del oeste, cuya frontera se pierde más allá del horizonte- y en él cultiva millones de palabras que luego elige para componer sus escritos.
Y, en ocasiones, esos escritos dispersos que han transitado hermoseando las redes sociales se reúnen como en un álbum de fotos y componen un libro lleno de vivencias, de momentos íntimos, de reflexiones profundas… Son, al fin y al cabo, la cosecha recogida después de un largo período de cultivo. Es de este modo como entiendo yo que ha nacido este libro.
Yo heredé de mi madre el amor (muy por encima del cariño cotidiano) por los libros. Me gusta leerlos, sí. Pero por encima de ello me gusta tenerlos, tocarlos, verlos, olerlos. Un libro es algo más que un viaje interior, es un mundo inmenso lleno de vida. Hoy, con “Un hombre que se parecía a Al Pacino”, me siento inmensamente emocionado y agradecido a su autor por haberme otorgado el privilegio de vivir en él.
Me he encontrado en la página 219 y he sentido vértigo al aumentar mi corazón sus latidos. No voy a presumir de modestias (falsas o reales). No voy a negar que me hace feliz formar parte de este libro, ser una fotografía más del conjunto de vivencias que componen el álbum. Ser una hoja en el árbol que el viento mueve y esparce su aroma.
(“Un hombre que se parecía a Al Pacino”. Pagès editors. Lleida 2023).
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Estas son palabras del escritor alicantino Pepe Adsuar Soto (en la segunda foto) que, en efecto, aparece en mi libro (la primera foto también es suya). Ahora, Pepe, si te parece nos vamos a Granada, a la librería "Sostiene Pereira" (por cierto, uno de los libros más bellos que he leído en mi vida y que dio lugar a uno de mis "Cuentos de los otros"). Esto va para ti, Pepe, para tu Santa Pola, porque sé que eres un enamorado de Miguel Hernández, y lo mismo le sucede al cantaor y poeta Miguel Soler. Lo conocí personalmente hace poco en el Centro Cultural Flamenco de Madrid (tercera foto). Ahí se dejó la piel y se ganó mi admiración:
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