No recuerdo si esto lo dijo ayer por la tarde en Casa Manolo Antonio Benicio o Cristina. El caso es que nos volvimos a reunir a las 18.30, en la calle Princesa 83, junto a los arcos de la Moncloa, varios locos románticos por la literatura, el arte, el cine, el teatro, la música o la simple conversación en un Café. María Victoria Huertas, Almudena Mestre, Javier del Prado Biezma, Mariwan Shall, Carmen Sogo, Juan José Moragrega, Santiago Martínez, Cristina Fernández, Susana Fraile, Miguel Ángel Yusta, Antonio Banús, Antonio Benicio Huerga y Begoña García. Echamos de menos a otros amigos que no pudieron venir y que ya lo harán cuando puedan o les apetezca. Mi idea era empezar la primera tertulia del curso hablando de hacia dónde va la literatura, en este curioso tiempo de Internet, Inteligencia Artificial, redes sociales, móviles, etcétera. Javier y Mariwan se mostraron tan apasionados como siempre. En otro momento hablaré de algunas cosas que dijimos, cuando las piense un poco. Por ahora me estoy tomando el primer café de la mañana y me apetece escuchar la canción de Roberto Carlos sobre su millón de amigos. Yo nunca he pretendido tener tantos amigos y ahora solo se me ocurre decir que es cierto que resulta subversivo quedar un martes por la tarde para hablar de literatura y tomarse algo con los amigos. No voy a criticar el mundo que vivimos, porque mi forma de ser no es criticar nada sino tratar de entenderlo. Pero tengo claro que la vida no cabe en la pantalla de un móvil, en la de un televisor, por grande que sea, ni en pasarnos la vida trabajando haciendo cosas que no nos gusta hacer hasta que nos jubilamos y se nos han ido las ganas de hacer las cosas que hubiéramos querido hacer.
Más sonrisas, por favor:
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