viernes, 6 de octubre de 2023

"Una gatita llamada Al Pacina".

"A modo de prólogo". 
 
"La bondad es una de las mejores maneras de derrotar la mayoría de los problemas del ser humano".
 
Tu libro promete, querido escritor.
 
Felicidades".
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El otro día la profesora de historia Yolanda González López me dio la sorpresa publicando en su muro de esta red social esas palabras con esta fotografía. Decir Yolanda, para mí, significa decir Antonio Zaballos y Béjar y Salamanca y la sierra de Francia y las personas que han paseado conmigo por aquellos lugares. En el año 2015 ella ya me conocía porque se había leído todos mis libros que Antonio guardaba en su estudio de pintura en Béjar, pero no nos habíamos visto en persona. Ya he contado otras veces que Antonio dibujó las portadas de todas mis novelas, salvo la última puesto que ya había fallecido. La literatura, como otras cosas en mi vida, no es más que el reflejo de mi forma de ver el mundo y me gusta que mis amigos lo dibujen conmigo. Una noche me quedé a dormir allí, rodeado de cuadros, y, como no había cafetera y yo soy incapaz de despertar cada día y no tomarme un café, Yolanda se presentó por la mañana con un puchero con café caliente (vive en una casa de campo a varios kilómetros sobre una bodega que casi parece una catedral). Uno de los pozos de los que Yolanda saca agua en su finca se llama "El pozo de Murakami" en honor a mí (creo que ayer estos suecos tan simpáticos han vuelto a no darle el nobel, y ellos se lo pierden) y por eso llamé así a uno de mis "Cuentos de los otros". La gata de la fotografía, que no tenía nombre hasta ayer, ha pasado a llamarse Al Pacina.
 
Y ahora me tomo el primer café de la mañana y me acuerdo de que una vez detuve el coche con Yolanda y Antonio en lo alto de una montaña de las Batuecas y me puse a bailar esta canción, eso sí, rematadamente mal:
 
No sé por qué escriben otros escritores, pero sé de sobra por qué lo hago yo.
 

 

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