Al Pacino se ha ido a Tenerife y desde allí Charo Alonso Panero me envió ayer este collage tan ingenioso. Me quedé mirando la foto y lo primero que me vino a la cabeza fue una canción de Machín que es muy romántica. Y luego me vi con esos pelos y esa barba durante unos instantes, y no sé, me dije, creo que la barba no me la pienso dejar, ni siquiera de mayor. Solo he estado un par de semanas en mi vida sin afeitarme. Paqui y yo nos dábamos una vuelta por el sur de Francia, y olvidé la máquina de afeitar en Madrid. Siempre le habían gustado los hombres con barba, pero se conformó conmigo. Ya en Perpiñán no quise aguantar más y me metí en una antigua barbería junto al castillo y pedí al barbero que me la quitara. El tipo, un señor regordete y con bigote, sonrió y dijo "oh là là", antes de afilar la navaja y acercarla a mi cuello.
Y ahora confesaré, mientras me tomo el primer café en un domingo tan bonito, que nunca he pensado en besar a una mujer con barba. ¿Por qué iba a pedirles a ellas que lo hicieran conmigo?
Después de todo siempre dicen de mí que soy el último romántico:
Por cierto, me acosté pensando en "Cerrar los ojos", la película que vi ayer por la tarde en los Renoir, y me he despertando pensando en ella. También es verdad que antes de dormirme vi en Youtube una entrevista a este director en el Festival de San Sebastián, que está a punto de cumplir 83 años:
Este es mi tipo de cine. Si a alguien le apetece leer mi último libro, "Un hombre que se parecía a Al Pacino", debe tenerlo en cuenta.
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