Cada día suceden cosas bonitas, a mí y a todo el mundo, y ayer la escritora malagueña Presina Pereiro escribió lo siguiente sobre mí en esta red social:
"Música + literatura + cine + docencia + redes + tertulianos + terrible camiseta + selfie con gafas oscuras + afiches + paseo por Madrid + un vino en San Michel + la isla..."
Presina se refiere a la plaza donde siempre digo al taxista que me lleve tras bajarme en el aeropuerto de Orly, a las afueras de París. Es una plaza en el corazón del barrio latino, donde hay una librería en la que compré la primera edición en francés de "Las flores del mal", de Baudelaire, y por eso mismo he buscado una fotografía mía con un foulard delante de la Universidad de la Sorbonne, que está al lado (por allí cerca también encontré un museo lleno de unicornios que luego aparecieron en mi novela favorita de Murakami, "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo"). Entendí las correspondencias de esta vida cuando leí al poeta tras leer al filósofo John Locke. En lo que no cambio es en la música que me acompaña al despertar cada mañana y pasear y escribir, para ser lo que soy, en definitiva, un romántico empedernido que se pasea por la vida con un foulard: