Dijo ayer por aquí María Jesús Egmont, añadiendo más ideas al retrato que están haciendo mis amigas los últimos días como si fueran regalos de Navidad. "En el sentido de brillante, rebelde, transgresor, innovador y vanguardista", completó su visión de un tipo que podría ser yo o un tal Justo Sotelo. Esto me parece literario. El escritor habla, por ejemplo, de un sujeto que está en los huesos y cabalga a lomos de un caballo cansado por los páramos de La Mancha a principios del XVII y el lector procura ponerle un rostro, conferirle una personalidad, y que de esa manera adquiera cierto sentido en su mente. El primero lleva a cabo un desarrollo "extensional" de su obra, mientras que el segundo lo que realiza es una reconstrucción "intensional" de lo que el escritor ha querido decir. Mágicamente se produce el "pacto de ficción" entre ambos.
Y ahora me pongo a cantar una canción de Navidad, mientras huelo la sal de la vida, aunque no sé si soy yo o Justo Sotelo:
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