sábado, 7 de diciembre de 2024

"Tomando posesión de mis tierras, jeje".


 
Mi segundo apellido es Navalpotro, y ayer me fui a dar una vuelta por la aldea que lleva mi nombre. Estuve conduciendo todo el día por esa ancha Castilla de aquellos escritores del 98 como Machado, Azorín y Unamuno que me gusta tanto, y me dio tiempo a escuchar entera la tercera ópera de Wagner, "Rienzi". Es una de sus óperas de juventud, con "Las hadas" y "La prohibición de amar" y no se suele representar demasiado, aunque su obertura me parece espectacular. Se basa en una novela de Edward Bulwer- Lytton sobre un personaje real, Cola di Rienzo, un notario papal que llegó a tomar el poder en el siglo XIV en Roma, cuando los papas estaban exiliados en Aviñón. Rienzo se sublevó contra la corrupta nobleza, deseando restaurar al papa, pero al llegar al poder, conociéndosele como "el último tribuno de Roma", empezó a tomar una actitud cada vez más tiránica, lo que le llevó a ser derrocado hasta dos veces, y finalmente ajusticiado. A lo largo de cinco actos asistimos al auge y caída de un hombre con buenas intenciones iniciales, pero que acaba corrompiéndose hasta ser un tirano autoritario, que, pese a vencer a sus enemigos, termina siendo derrocado por los que le llevaron al poder. El afán de conocimiento y el análisis de la historia y la evolución del ser humano son otras dos de mis "posesiones", si es que se les puede llamar así. El otro día volví a ver en TV "Tempestad sobre Washington", una espléndida película de los 60 dirigida por Otto Preminger, que de alguna forma me recuerda todo esto, y que también tiene mucho que ver con el mundo de Shakespeare y Kubrick.
 
Esta es la obertura de Wagner:
 
Aun así ya se sabe cuál es mi gran posesión.

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