domingo, 9 de febrero de 2025

"Con mi cura vasco favorito".


 
En unos días cumplirá 90 años, y a pesar de los lógicos achaques sigue siendo el de siempre, un tipo encantador, risueño, con ganas de reír y bromear, y del Athletic de Bilbao. En esto no nos parecemos pues yo soy del Atlético de Madrid, aunque mi equipo fuera creado por el suyo en su día. Continúa dando misa, ve los partidos de fútbol, es un cura progresista y me llama "santo laico", como he contado en otras ocasiones. Además me perdona en seguida todos los pecados que he cometido en mi vida. Ayer volví a pensar, después de estar con él, que esta vida es muy corta y resulta gratificante que te acompañen personas de su talante y con su personalidad. Javier no sabe lo que es la envidia, la ira, la codicia o la ambición. En realidad es ambicioso en una cosa, en hacer felices a los demás, como he comprobado en los últimos treinta y tantos años en los que hemos viajado por la vida en la misma dirección. Incluso cometió la osadía, en su momento, de dejarme su coche para que hiciera prácticas nada más sacarme el carnet de conducir, siempre dispuesto a hacer favores. A mí me sucede lo mismo, y hasta he ido a misa solo para escucharlo. 
 
Y le gusta cantar, como esta "Maitechu mía" que hemos cantado juntos más de una vez, él mucho mejor que yo, claro:
 

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