Ayer Cupido me trajo el libro de Normal Lebrecht "¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo", editado por Alianza en 2024. En Navidad leí su libro sobre Beethoven. Me gusta volver a leer lo que ya sé de Gustav Mahler. Es como reencontrarte contigo mismo muchos años después, como hice entre las páginas de mi novela "Poeta en Madrid", estrechar la mano afectuosamente a un humanista que inauguró el siglo XX y yo diría que el XXI, como hicieron Freud, Einstein, Joyce o Picasso, y que volvió locos a todos los que le conocían, conscientes de que Mahler era un genio, alguien completamente diferente a los demás, comenzando por Alma, su mujer, que no dejó de escribir biografías, reales o ficticias, sobre él, que se acostó con otros artistas, pero que jamás lo olvidó y no quiso quitarse su apellido. El mes que viene escucharé su Cuarta sinfonía en el Auditorio de Príncipe de Vergara, una obra que ya proclamaba la igualdad racial desde que fue escrita, adelantándose a su tiempo, como ocurrió con sus otras sinfonías. El tercer movimiento (poco adagio) es una de las músicas más bellas que he escuchado en mi vida, y el cuarto un poema de "El cuerno mágico de la juventud", recopilación de cantos populares alemanes por Clemens Brentano y Achim von Arnim que data de 1805:
https://www.youtube.com/watch?v=YnfhInZLmUQ&t=3003s
A la vez que empezaba a leer el ensayo mientras desayunaba por la mañana en el Círculo de Bellas Artes (uno de mis lugares favoritos de este mundo), la pintora y ex modelo Ana Ráez escribió sobre mi post de ayer: "Leerte siempre me ha provocado sensaciones y emociones. Hoy tus paseos e historias derivadas tan bien narradas, llevadas hasta la perfecta visualización, me inyectan planes, los lleve o no a cabo, pero en cualquier caso me traspasan esperanza, ganas, vida. Gracias, amigo escritor".
De esto van mi vida y mi literatura.
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