viernes, 14 de febrero de 2025

"Esos dos".

 

Ayer por la mañana, después de clase, me fui a pasear por el centro de Madrid. Callejear es una de las cosas que más me gustan en este mundo; detenerme en cualquier esquina o en el centro de la calle, tratando de apresar los rayos de sol y de meterme en la mente de las personas con las que me cruzo. En cierto momento me paré delante de ese escaparate, hice una foto y me acordé de la eterna historia de Cupido, que Apuleyo inmortalizó en el pasaje de "Amor y Psique" de su novela "El asno de oro" o "Las metamorfosis", tal vez la primera de la historia, escrita en el siglo II d.C. Una pareja pasó por detrás de mí caminando de la mano por la calle. Ella se puso a cantarle algo a él, al oído, quizá la historia de amor entre un soñador y una diosa. La ciudad se quedó a oscuras para los dos, las aceras desaparecieron, los bordillos se hicieron tiovivos, el mundo sonrió mientras el sol me deslumbraba:
 
Me senté en el suelo y me puse a escribir.

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