martes, 4 de febrero de 2025

"¿Seré un cínico?"


 
"Para ti solo quieres sonrisas y copitas de champán", dijo ayer por la mañana, en su muro de Facebook, Javier Del Prado, mi catedrático de literatura preferido. Por la tarde pensé en estas palabras mientras me tomaba una manzanilla con un crusán en la cafetería de Filosofía de la Complutense, hasta donde fui para reflexionar y leer un rato. Antes de irme me pasé por la biblioteca y me encontré una mesa con libros que hablaban sobre los "cínicos" griegos. La verdad es que siempre me ha gustado esta gente. El cinismo no es lo que parece. Las definiciones de la RAE pueden confundirnos; ya sabemos cómo es esta gente de la Academia. Para ellos el cínico "dicho de una persona, es la que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas". La filosofía cínica es mucho más interesante. El cínico rompe con las convenciones sociales para encontrar la verdadera libertad, lo que le permite alcanzar la felicidad. Esta manera de vivir tiene su origen en Antístenes, que fue alumno de Sócrates, y Diógenes de Sínope, que fue discípulo del primero. El cinismo es una filosofía que busca la autosuficiencia del individuo a través de la virtud. Virtud como único elemento necesario para el máximo desarrollo del individuo. Virtud como ausencia de deseos y necesidades, muy alineada con filosofías orientales como el budismo. Virtud como independencia sobre los bienes materiales y las opiniones ajenas. Virtud como el esfuerzo necesario para comportarse de acuerdo a la naturaleza del hombre. El cínico ideal es aquel que se sabe comportar de forma virtuosa. No importan las reflexiones ni los largos razonamientos, importan las acciones. Lo que haces es lo que, para los cínicos, te da la verdadera libertad.
 
Por mi parte siempre digo lo mismo a los que mandan, como dijo Diógenes a Alejandro Magno, apártate y no me quites el sol. Y luego me pongo a escuchar música como esta antes de irme a clase, y que interpretó la Orquesta Nacional de España el pasado fin de semana. En su día fue considerada como música "degenerada" por los que mandaban. Ya sabemos que los que mandan en cada momento de la historia no suelen enterarse de nada:
 

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