jueves, 10 de abril de 2025

"¿A alguien le apetece pasar una hora con Rilke y conmigo?"


 

Paseando el otro día tranquilamente después de clase, me detuve delante de una tienda de flores, saqué esta fotografía y un ángel me regaló sus alas. Y recordé en esos momentos que Rilke escribió las "Elegías de Duino" en el castillo de su protectora Marie von Turn und Taxis-Hohenlohe, junto a Trieste, en unos acantilados situados entre Italia y Eslovenia. El primer verso se le apareció durante un paseo por alíí: "¿Quién, si yo gritase, me oiría desde los coros de los ángeles?" De la poesía del siglo XX, no he leído nunca nada comparable a sus elegías, salvo "La tierra baldía" y los "Cuatro cuartetos" de Eliot, los "Cantos" de Pound y la poesía de Juan Ramón desde "Espacio". De entre los poetas españoles más contemporáneos me dicen algo en ese sentido Rodríguez, Panero, Valente y Veyrat.


"Comienzo de la Elegía primera".

"Quién, si yo gritase, me oiría desde los coros
de los ángeles? Y aun suponiendo que alguno de ellos
me acogiera de pronto en su corazón, yo desaparecería
ante su existencia más poderosa. Porque lo bello no es sino
el comienzo de lo terrible, ese que todavía podemos soportar;
y lo admiramos tanto porque, sereno, desdeña el destruirnos.
Todo ángel es terrible.
...Y así me contengo, sofocando el llamado seductor
de oscuros sollozos. Ay, ¿a quién podemos
recurrir entonces? A los ángeles no, a los seres humanos tampoco
y los astutos animales advierten ya
que no estamos muy confiados y como en casa
en el mundo interpretado. Tal vez nos queda todavía
algún árbol en la ladera que podamos contemplar
de nuevo cada día; nos queda la calle de ayer
y la mimada fidelidad de una costumbre
que se complació en nosotros y así permaneció y ya no se fue.
----- Oh, y la noche, la noche, cuando el viento lleno de espacio / sideral
nos muerde el rostro; ¿a quién no le queda al menos ella, la/ anhelada,
que nos decepciona suavemente y con esfuerzo aguarda
al corazón de cada cual? ¿Es la noche más leve para los/ enamorados?
Ay, ellos solo se ocultan uno al otro su destino.
----- ¿Aún no lo sabes? Arroja desde los brazos el vacío
hacia los espacios que respiramos; quizá de modo que los pájaros
sientan el aire ensanchando con un vuelo más íntimo..."

.......................................

Esta elegía es una aproximación estética a la vida y al arte, como un acto místico en busca de lo divino, una concepción ontológica muy cercana a las de Schelling y el primer romanticismo alemán. Se parte de la separación de lo finito y lo infinito, del contraste entre el yo y lo absoluto. La belleza se asimila a lo sublime y se convierte en puerta de lo siniestro y deja al hombre en un estado de irremisible soledad, precariedad e inquietud, que perfila el carácter romántico y, en el caso de Rilke, conecta con una situación crítica de desprotección y el deseo de retener o salvar lo efímero. Dichos sentimientos son los que se exacerban en tiempos bélicos o turbulentos, cuando la vida humana pierde valor porque se encuentra en permanente riesgo de desaparición, como sucedió en la Primera Guerra Mundial, época de composición. La elegía comienza señalando ese punto de partida, la brecha que, según Schelling, Hegel, Hölderlin y los románticos como Novalis, Schlegel o Schleiermacher define la existencia humana y que, como dijo Fichte (maestro de todos ellos), es la del yo que, al querer salir de sí, afirmarse, expandirse y expresarse, se encuentra con lo distinto a él, con el no-yo.

En 2023 se publicó una nueva edición de las Elegías escrita a cuatro manos por Adam Kovacsics y Andreu Jaume. Esta conferencia del primero un año antes desde el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona me llevó anoche a dormirme más tarde de la cuenta:

https://www.instituthumanitats.org/index.php/es/documentos/videos/3-6-ultimas-visiones-las-elegias-de-duino-de-rainer-maria-rilke

No hay comentarios:

Publicar un comentario