En las Rozas, a las afueras de Madrid, se han rodado películas como "Rey de reyes", "El Cid", "55 días en Pekín", "El fabuloso mundo del circo" o "La caída del Imperio Romano". Cuando pasaba por aquí de pequeño pensaba que era un inmenso estudio de cine, y quizá por eso decía mi madre que era un peliculero. El otro día me encontré en un Café de las Rozas a una alumna que no veía desde hacía veinte años, a la que llamaba, cariñosamente, Gina Lollobrigida, por su gran parecido con la actriz italiana. Me apetecía escribir lejos de la ciudad y me subí a Sulley (por aquello del Sullivan de "Monstruos SA", una película que le gustaba a mi niño de pequeño). Hacía una espléndida mañana de primavera, bajé las ventanillas y el viento me acariciaba el rostro, como en las películas. Del interior del Mercedes deportivo se había apoderado la Cuarta de Chaikovski en toda su enorme vitalidad https://www.youtube.com/watch?v=EdxkixfK1Dg, con una perfecta Orquesta de la Radio de Frankfurt dirigida por el atractivo director polaco Krzysztof Urbański. Al llegar a las Rozas aparqué cerca del Café y una vez dentro me puse a escribir, tras sacar la lengua a una niña pequeña que corría junto a una mesa, y a la que cuidaban dos mujeres de treinta y tantos años. A la media hora se me acercó una de ellas y me dijo que yo le había dado clase en el dos mil y pico, y me preguntó que si me acordaba de ella. Me había observado todo el tiempo, pero no se había atrevido a acercarse. Me encontraba igual que entonces, dijo con una sonrisa feliz. Se llamaba Stefanía y era de origen italiano. La otra mujer era su hermana y a la vez la madre de la niña, y se llamaba Alexandra. Y
se acordaban de Antonio Carmona, que les había dado clase a las dos.
Les dije que era un buen amigo mío y que había estado a punto de ser el
alcalde de Madrid con el Psoe. Alexandra me comentó que trabajaba en el
mundo del cine y añadió que me daba cierto aire a Andrés Pajares y a
Robert de Niro, pero yo le dije que mejor a Al Pacino y les hablé de mis
libros, en particular de "Un hombre que se parecía a Al Pacino". Pensé
decirle que me pusiera en contacto con sus amigos y compañeros del cine,
pero no lo hice. Unos minutos después nos despedimos y me dijeron que
esperaban volverme a ver por allí. Horas después nos hicimos "amigos"
por Linkedln.
Me senté y seguí escribiendo.
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