lunes, 7 de abril de 2025

"¿Cuánto dura un beso?"



 
 
Escuchar en directo la Sexta sinfonía de Mahler literalmente encima de la Orquesta Nacional de España, dirigida por su titular, el alemán David Afkham, que luego nos encontramos comiendo en La Quinta, el restaurante andaluz que está detrás del Auditorio Nacional, es uno de los placeres de la vida. Es Mahler en todo su esplendor creativo, elaborando una de las músicas más hermosas de la historia. En la fila de delante estaba mi profesor de literatura española, el catedrático Andrés Amorós, famoso, entre otras muchas cosas, por sus estudios sobre la literatura y los toros, y al que convertí en personaje en mi novela "Las mentiras inexactas" (2012), otro profesor de literatura de la Complutense que se apellida Amorós y que está enamorado de la protagonista, Nora Acosta, igualmente profesora de la Universidad, pero que se ha enamorado del joven librero de la Plaza Santa Ana. No lo veía desde hacía años, y al terminar el concierto le saludé y me hice un mínimo video con él (el otro es del final, con los aplausos y la nariz de Paqui). Amorós me examinó en su día en la Complutense de la asignatura de Literatura Española. Recuerdo que el examen fue oral, en su despacho, sobre el poeta del 27 Pedro Salinas. Durante la carrera también tuve que examinarme sobre el concepto teórico de "estilización" en Salinas, dentro de la asignatura de Crítica Literaria con Antonio García Berrio, mi maestro, una idea que también apliqué, implícitamente, en mi novela.
 
"Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
 
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos".
 
(Salinas, "La voz a ti debida", 1933).
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Ahora me voy a clase escuchando la Sexta, una vez más, como un beso, otro, un beso que dura más que el silencio y la luz:
 

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