viernes, 25 de abril de 2025

"La joie de vivre".


 
Como me interesan tantas cosas, ayer se me hizo de noche leyendo sobre la pintora polaca Tamara Lempicka (en la segunda fotografía). El motivo es que mi amiga pintora y arqueóloga Johana Roldán va a impartir un curso sobre ella en la Universidad de Alcalá, en la que es profesora de dibujo, tres viernes de mayo. Algunas veces he hablado de la genialidad de ciertas personas que he conocido en mi vida. Son genios aunque ellos no lo sepan y vivan absolutamente a su aire y en su mundo. Una es Johana y Lempicka debió de serlo también, con su estilo Art Déco. En sus autorretratos y figuras elegantes, simplificó el volumen y el espacio en formas tubulares y cristalinas. "Mi objetivo nunca es copiar, explicó, sino crear un nuevo estilo, colores claros y luminosos y sentir la elegancia de las modelos". Nacida en 1898 en Varsovia, Polonia (entonces aún era del Imperio ruso), en el seno de una familia adinerada, pasó buena parte de su infancia en Suiza y en Italia, y cayó bajo el influjo de las obras de los autores renacentistas y manieristas. Huyó de San Petersburgo y los bolcheviques con su marido en el 17 y llegó a Francia. En la década de 1920, se integró en la vanguardia parisina y conoció a Picasso, Cocteau y Gide. Fue aquí donde se dice que se reinventó, mientras estudiaba con Maurice Denis y André Lhote. Su impactante retrato de su hija rubia y rizada, "Kizette en el Balcón" (cuarta foto), le supuso el primer premio de la Exposición Internacional de Bellas Artes de 1927. En 1939, huyó de la inminente Segunda Guerra Mundial a Estados Unidos y se estableció en Los Ángeles y luego en Nueva York. Un renovado interés por sus obras a mediados de la década de 1960 dio lugar a la exposición del movimiento Art Déco en el Museo de Artes Decorativas de París y a una gran retrospectiva en la Galería de Luxemburgo en 1972. Falleció en el año 1980 en Cuernavaca, México. Sus obras están en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el de Bellas Artes de Nantes, Francia y el Nacional de Mujeres en las Artes, Washington, DC, entre otros.
 
Y ahora, mientras me tomo el primer café de esta preciosa mañana de primavera, pienso que el Art Déco alababa el progreso y que el jazz fue el movimiento emblemático de los 20. A su vez el baile era un apoyo de los músicos de Hollywood durante los 30. Los ritmos del charlestón, el lindy hop, el foxtrot y el claqué, popularizado por Fred Astaire, Gene Kelly y otros imitaban la geometría asimétrica de los diseñadores de Art Decó. Así que el análisis técnico de la pintura de Lempicka se lo dejo a Johana (se encuentra en la tercera fotografía) mientras que bailan Fred Astaire y Ginger Rogers en unas escenas típicas del Art-déco aplicado al cine:
 
 
Acabo el día cansadísimo de tantas clases y lecturas, pero de lo que nunca me cansaré es de la elegante belleza que me regala la vida cada día.
 


 


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