"Esta mañana, leyendo la hermosa publicación de Justo Sotelo, he pensado en los puentes, en las "personas puente". En Bilbao, hay un puente que ya ha perdido su función de puente levadizo. De pequeña lo vi abrirse varias veces para dejar que pasaran los barcos. Era un espectáculo impresionante. Los grandes barcos ya no entran en la ciudad de Bilbao desde que se realizó la obra del Superpuerto en la salida del Abra, cercano a Santurtzi. La Ría era nuestro emblema de ánimo, nuestra carretera de agua, y ahora es un camino que ha perdido los venenos intrínsecos de la antigua y tremenda actividad industrial. Sí, Bilbao está bonita; pero ha dejado sin su función a los puentes (el de Deusto y el de Bizkaia o Puente Colgante) que ya no dialogan y negocian el paso de los grandes barcos. Ha habido una ruptura de realidad y el mundo parece estar más lejos. Justo Sotelo, escritor y profesor, persona culta y melómana, es un auténtico puente entre personas, artistas y creadores. Lo es para alguien como yo, sin formación universitaria, asomada a ese tráfago cultural con tan pocas herramientas. Igual que Justo, para ser justa, otras personas admiradas y queridas como Valentin Martin y una larga lista que no cito por no extenderme muchísimo".
Son palabras que escribió por aquí la bilbaína Edita Brocos tras mi publicación sobre las Elegías de Rilke. Mientras las leía me acordé de que al año siguiente de la pandemia tuve a varios alumnos de Deusto, dentro de un máster sobre Geoestrategia que imparto siempre después de Semana Santa en la Universidad. Estos muchachos me hicieron un trabajo y una exposición brillantes sobre la transformación de Bilbao. Y yo aprendí unas cuantas cosas interesantes. El Puente Bizkaia (en la foto) fue el primer puente transbordador construido en el mundo de estructura metálica, Está situado en la boca del río Ibaizábal, en el punto en el que el estuario navegable de Bilbao se abría al mar hasta el siglo XIX. Se inauguró en 1893 y fue diseñado para enlazar con su gran cuerpo de hierro las localidades de Portugalete y Getxo, una orilla rocosa y escarpada y otra baja y arenosa.
Reconozco que me gusta servir de "puente" entre las personas, que se conozcan a través de mi tertulia, de mis clases, de estos posts de las redes sociales o poniéndose a hablar de mis libros o de cualquier libro. ¿Hay algo más bonito que las personas se enamoren o que se hagan amigos? Eso sí, por encima de todo lo que más me gusta es hacer lo que me da la gana. Y qué mejor que tomarme el primer café de la mañana yendo desde Santurce a Bilbao y escuchando a los Chimberos, que es el apodo tradicional de los bilbaínos, que a su vez proviene del "chimbo", un pájaro antaño muy abundante en la zona:
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