En la tertulia de ayer en el Café Gijón constaté dos cosas
interesantes para poder afirmar que la literatura tiene futuro. Y no
hablo de la forma en que esta se manifieste en los próximos años, sobre
un papel, un ordenador o de manera oral.
A los tertulianos
habituales se les sumaron varios alumnos míos de este año. Se sentaron
cerca de mí y de Pepo Paz, nuestro escritor invitado, y durante hora y
media escucharon atentamente las
explicaciones sobre sus libros de viajes, sobre los destinos
arqueológicos de este país que nos remontaban a la prehistoria, los
cielos estrellados, la guía de Soria y los hermosos rincones de Madrid
pintados con acuarela.
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