jueves, 8 de marzo de 2018

El futuro de la literatura y de la propia vida.

En la tertulia de ayer en el Café Gijón constaté dos cosas interesantes para poder afirmar que la literatura tiene futuro. Y no hablo de la forma en que esta se manifieste en los próximos años, sobre un papel, un ordenador o de manera oral.

A los tertulianos habituales se les sumaron varios alumnos míos de este año. Se sentaron cerca de mí y de Pepo Paz, nuestro escritor invitado, y durante hora y media escucharon atentamente las explicaciones sobre sus libros de viajes, sobre los destinos arqueológicos de este país que nos remontaban a la prehistoria, los cielos estrellados, la guía de Soria y los hermosos rincones de Madrid pintados con acuarela.

Cuando pregunté a Pepo por la causa real que le motivaba a publicar un libro de relatos que había escrito durante media vida, dijo que lo hacía para que algún día lo leyeran sus hijos.

Después de todo, él siempre quiso ser físico y mirar las estrellas.




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