sábado, 11 de mayo de 2019

"Nosotros, los de entonces, seguimos siendo los mismos".

Hoy hace un año que Almudena Mestre presentó en el Retiro su libro sobre mi obra literaria: "Lenguaje y ficcionalidad a ritmo de jazz". En esa fotografía estoy con Eloy Tizón durante la presentación que hicimos allí, y me parece que seguimos siendo los mismos. Y esto me recuerda el famosísimo poema número 20 de Neruda. Se han dicho tantas cosas de este poeta (algunas no excesivamente cariñosas) que prefiero leerlo mientras me tomo un café y escucho la música de una película preciosa sobre él.

https://www.youtube.com/watch?v=95IvXVD0Utc

También recuerdo que era un adolescente cuando leí este poema, y pensé que en esta vida se puede ser tan feliz como uno quiera. Y yo siempre he elegido serlo. Como digo siempre, ser feliz es gratis.

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo".



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