Me gusta el cine francés. Me
gusta que los actores hablen y digan cosas, y que los directores
propongan historias inteligentes.
Este podría ser el argumento
de una película francesa que me gusta y que vi hace unos días en los
cines Renoir de la Plaza de España de Madrid, y de la que he puesto el
cartel con el título en inglés. El protagonista es un editor de París
que decide no publicar la última novela de un amigo escritor, que,
escudándose en la socorrida
"autoficción", lo que hace es contar lo que le pasa cada día, incluyendo
que está liado con su mujer. El editor está viendo que los libros en
papel empiezan a no ser rentables y se pregunta por el mercado digital y
las redes sociales. La mujer del escritor está obsesionada con el mundo
de la política y adora a su jefe, un famoso político aficionado a la
compañía de prostitutas; al final se queda embarazada a pesar de que el
escritor estaba convencido de que eran incompatibles para fecundar a un
niño. Por su parte, la mujer del editor trabaja en series de TV, pero
cree que no son cine de verdad ni ella una actriz seria por trabajar en
ese mundo, y siempre está pensando en dejarlo, aunque tiene éxito y gana
mucho dinero (es el papel que interpreta Juliete Binoche y en cierto
momento el escritor le pide el teléfono de Juliete Binoche para llamarla
y decirle que les haga un audio libro). El editor a su vez está liado
con su secretaria, una joven recién licenciada contratada para
revolucionar digitalmente su editorial; aun así lo que de verdad le
gusta a ella es la literatura tradicional porque su padre era novelista.
Casi todos han pasado de los 40 años, y la crisis del mundo editorial
es su propia crisis personal o de identidad. Y por eso hablan sin parar,
para ver si comprenden dónde se encuentran y qué es lo que quieren. Lo
hacen en la cama -propias y ajenas-, en bares y restaurantes, reuniones
de trabajo, las casas de los amigos, frente al Mediterráneo. Me gusta
que los diálogos se mezclen con el vino y que, a pesar de que se hable
todo el rato del mundo editorial, el origen de la inspiración de los
escritores y el papel del lector (es interesante la presentación de un
libro en una librería, con un público que no va de palmero, y en una
curiosa radio), la película es reconocible y muy humana. Uno de los
personajes que critica el dominio de lo digital se mete en la aplicación
de Uber que tiene instalada en su teléfono móvil y pide un coche.
Este es un trailer de la película:
https://www.youtube.com/watch?v=Vo52BWC-waI
(Por cierto, como me ocurre siempre que hablo de estas cosas, en realidad no estoy hablando de la película).
Este es un trailer de la película:
https://www.youtube.com/watch?v=Vo52BWC-waI
(Por cierto, como me ocurre siempre que hablo de estas cosas, en realidad no estoy hablando de la película).
Gracias Justo Sotelo por la recomendación. Pero según te iba leyendo me acordaba de tu novela Las mentiras inexactas donde haces un estudio profundo de la literatura y aparece una continua disertación sobre el futuro de la novela en medio de unos personajes que son los que discuten sobre ella; se plantea el tema de los libros en papel en el mundo actual en contraposición a la era digital, las redes sociales y los continuos avances en las comunicaciones. Tu texto me recuerda al sentido metatextual de Miguel Ángel Antonioni, a Tarkovsky y la estética escritural de la posmodernidad (línea marcada, Borges y Faulkner hacia temas nostalgia y melancolía huyendo de lo trágico, ahora la ausencia de amor; Javier Marías, Paul Auster, Perec, Calvino. Todos los temas de este momento son los mismos, el tiempo, la identidad y la memoria.
ResponderEliminarEl pintor, el director de cine, el escritor, el editor, el espectador, ¿cómo ven la actualidad del mundo? El cine es el más vanguardista al que le siguen la escritura y las artes plásticas. En el cine ya no se busca trascendencia sino la fragmentación (un fragmento de narración, un cuadro, una obra literaria). En este caso parece que la fragmentación aparece con el mundo editorial y sus consecuencias en el XXI. La fragmentación escritural nos exige una intervención activa por parte del espectador o del lector en temas como la muerte, la melancolía, el amor y el desamor, la identidad, la función del arte. Cine, arte y literatura se mezclan en una misma cita que sin lugar a dudas, habrá que ir a ver. Un beso amigo Justo