"Conocer a un escritor a
priori no tiene porqué ser interesante. Lo interesante es conocer a
personas como tú que encima tienen el don de escribir como tú lo haces".
Había pensado escribir sobre otra cosa, pero nada más abrir Facebook me
encuentro el comentario de Carman Arroba, la bella e inteligente mujer
que está de pie en la fotografía de una pasada Feria del Libro del
Retiro, donde también aparecen Pilar, Miguel, Silvia, Isabel y Aurora.
Sus palabras aluden al post que escribí el otro día sobre la película
francesa "Vivir deprisa, amar despacio". Su director, Christophe Honoré,
reconocía en una entrevista que había escrito el guión de su película
-donde el protagonista era un escritor- para poder hablar del escritor
que le hubiera gustado conocer en la vida real.
Me quedo pensando un rato en las palabras de Carmen, mientras me tomo
un café. Voy a darle vueltas durante un rato a esa mezcla entre el
autor, el narrador y los personajes en una novela. Ya se sabe que
Barthes pensaba que el autor había muerto en la literatura actual.
Creo que hoy va a hacer más fresco.
Creo que hoy va a hacer más fresco.
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