sábado, 31 de agosto de 2024

"Amante y novelista".

 

- Te regalo esta fotografía, dice él.
 
- Gracias por prestarme tus ojos, dice ella.
 
- En ella te veo a ti, dice él. 
 
- ¿En el abismo del mar?, le pregunta ella.
 
- Yo soy de Madrid y tú del mar, dice él.
 
- Bésame, dice ella. Es lo que tenemos las sirenas.
 
Mucha gente me ha prestado sus ojos, y gracias a ellos he podido ver la poesía que hay en este mundo. Me acordé de ello cuando hice esta foto el otro día en un restaurante de un pueblo blanco del norte de Tenerife que se llama San Juan de la Rambla. Algo similar me ocurrió cuando Bach me prestó los oídos para escuchar una de sus Partitas:
 
Las conversaciones de mi madre al lado de la chimenea de la casa de la sierra me dejaron un bolígrafo para escribir. Y tú me regalaste tu boca, tu piel y tu sexo para hacerme a la vez amante y novelista.
 
Después sí, la blanca paloma ya pudo salir volando entre los árboles del jardín.

"Terminando de comer en el Puntero".


 
Es un restaurante casero que está en el centro de Santa Cruz de Tenerife. Es un sitio pequeño lleno de los carteles de carnaval de cada año, donde ves cómo se hace la comida, sobre todo pescado. Encuentro literatura entre sus paredes, algo que busco por todas partes, lo que me lleva a fijarme en los lugares, en las personas, en la música, el cine y el arte en general. En el rincón de la fotografía que me ha hecho Álex sin que yo me diera cuenta estuvo comiendo el escritor Fernando Delgado un poco antes de morir. Me gustaba cómo daba hace años las noticias en el telediario de las 9 de RTVE, para acabar recomendando siempre un libro que deberíamos leer. Nos presentó el escritor Fernando Schwartz, en el tiempo en que compartí un despacho con su hermano, el catedrático de economía Pedro Schwartz. Fernando fue embajador en Kuwait y en los Países Bajos, y portavoz del Gobierno de España para Asuntos Exteriores hasta su retirada en 1988. Tras esto trabajó para el Grupo Prisa y fue consejero editorial del diario El País, portavoz del grupo y director de Comunicación. Durante una década, entre 1995 y 2004, fue copresentador junto a Máximo Pradera y Ana García-Siñeriz del programa Lo + Plus de Canal +. 
 
Hace mucho que no veo a ninguno de los dos, y que tampoco leo El País.
 
En lo que no he cambiado es en que me sigue gustando la gente que recomienda libros, como hacía Fernando Delgado en TV. O que escucha ópera como la que canta Sylvia, la hija de Pedro Schwartz, a la que escuché más de una vez en directo junto a su maestro, el increíble Thomas Quasthoff:
 

viernes, 30 de agosto de 2024

"¿Se acaba la literatura?"


 
Amanece sobre el mar y veo un video del catedrático de literatura German Gullon, en conversación con Heilet van Ree, sobre el futuro de la literatura, y la mayor o menor inclinación de los jóvenes hacia la lectura. Germán es primo de Charo Alonso Panero (es quien me habló de él hace años) y a primeros de 2021 le pedí que presentara mi novela "Poeta en Madrid" (Huso) en nuestra tertulia on line. Más tarde dedicamos una tertulia a su padre, el relevante filólogo Ricardo Gullón y ha intervenido en más tertulias. Además en este video se refiere a nuestra tertulia literaria de Casa Manolo como síntoma de la buena salud que todavía tiene la literatura.

Aquí queda la pregunta; ya me diréis mis amigos:
 
 
Mientras tanto me tomo un café y escucho a Debussy (esta foto es del atardecer en mi acantilado). El otro día su música me acompañó subiendo y bajando el Teide, un lugar que está en mi camino hacia Ítaca, y en particular si el director es Haitink, una de las sirenas de mi viaje por la música desde que era un niño:
 

jueves, 29 de agosto de 2024

"En busca de Ítaca".


 
Cada vez quedan menos playas perdidas e inaccesibles, pero no me resigno a encontrarlas. A veces tengo que meterme a través de sinuosas fincas de plataneras por donde apenas entra el coche. Al llegar al final del camino me tumbo en un banco frente al mar, con los pies desnudos, y los Sabandeños se acercan para cantarme una canción:
 
El video no lo he hecho yo, pero es en el lugar donde he sacado la fotografía, que, por cierto, es el mar de mi amiga la poeta y maestra Candelaria Villavicencio.
 
Ítaca está en el interior de la mente de cada persona, como sabía muy bien Cavafis. Por mi parte, continuaré buscándola y caminando con los pies desnudos, libres de prejuicios, con las sandalias de la libertad .

miércoles, 28 de agosto de 2024

"Lo que me dice el arte de mi época".


 
Ayer Toñy Toro Garrido comentó en las redes socales que soy un "Quijote de un tiempo que no volverá y además el hombre perfecto". 
 
Como es lógico, ser perfecto es imposible, aunque le agradezco su bonita percepción, y me centro en la primera parte de su frase, en concreto en su alusión a que "el tiempo no volverá". Me gusta vivir cada momento de mi vida precisamente porque sé que ayer ya es tarde. Este verano he estado dos veces en la exposición que el TEA (Tenerife Espacio de las Artes) dedica al artista surrealista tinerfeño Óscar Domínguez, que considero a la altura de los grandes del siglo pasado, Picasso, Miró, Dalí o los poetas surrealistas franceses. Solo publicó un libro, que es el que da título a la exposición. Llegan dos personajes que "se cruzan" siempre a la misma hora, las cinco y un minuto, en el centro de la Plaza de la Bastilla, como si fueran dos muñecos salidos de un reloj de autómatas. Uno viene del norte y el otro del sur y traen pájaros y flechas y además se lanzan mensajes y dejan caer pergaminos en un texto que mezcla poemas y prosa, aforismos y breves reflexiones sobre pintura, canciones y juegos de palabras.
 
Óscar Domínguez nació en La Laguna en 1906, una ciudad por la que tanto estoy caminando estos días, y se pasa los veranos en Tacoronte, donde irá a vivir en 1918. Sobre una atalaya de piedra volcánica, su padre construye una casa de torres con almenas (su madre había muerto cuando él tenía dos años), "el castillo de Guayonge", hoy en ruinas, al borde del acantilado, desde el que se contempla el horizonte del norte de la isla. Ahí nace el artista que pronto se irá a París, con 19 años, y conocerá a Bretón, Eluard, Picasso, Miró, Dalí, Ernst, Giacometti, Arp, Ray, Magritte, Duchamp, Tanguy, Buñuel, y donde morirá en 1957. Se le considera miembro de la Generación del 27.
 
Y en el TEA me he pasado varias horas viendo cuadros y videos sobre el artista. En cierto momento cerré los ojos y escuché la música, intentando penetrar en la mente de Óscar Domínguez y del mundo artístico que vivió.
 
 

 

 

 

martes, 27 de agosto de 2024

"El rincón de los poetas".


 
De pequeño escuchaba a Serrat en discos de vinilo que andaban por casa, donde cantaba a los poetas, Machado, Hernández, León Felipe, Alberti. 
 
Así conocí la paloma de Alberti:
 
Garachico es un hermoso pueblo del norte de Tenerife donde me gusta ir a pasear y desayunar, y a ver los restos de ese puerto que fue el de la capital de la isla hasta que el Teide lo arrasó a principios del siglo XVIII. Por allí estuvo Alberti en los 90 tras volver a España después de su exilio por la Guerra Civil y se creó el "rincón de los poetas" en un hermoso parque. 
 
Y ahí me he sacado esta foto.
 
Supongo que mi forma de ver la vida es un poco quijotesca, y que lo que aprendí de niño empezó a consolidar mi personalidad. Por eso cuando hablo de estas cosas me viene a la cabeza otra canción de Serrat, con un poema de León Felipe:
 

"Leyendo a Mónica Ojeda en Icod de los Vinos y escuchando a Depeche Mode y a los Jaivas".


 
Conocí a Ojeda (Ecuador, 1988) por su novela "Mandíbula" (2018), con su relacion madre/ hija y un poético terror gótico. En febrero de este 2024 ha publicado "Chamanes eléctricos en la fiesta del sol" (Random House), una novela sobre la búsqueda del padre, llena de volcanes y de música. Como digo siempre, los temas de la literatura (solo tres) están escritos desde el comienzo de los tiempos, así que me fijo en la forma, es decir, el lenguaje y la estructura, y por esto mismo Ojeda me interesa, al menos por ahora. En esta terracita a unos pasos del famoso drago milenario está la cafetería "Lekkery by Béguin", que pone música en el exterior. Ayer me hice esta foto mientras la banda británica de música electrónica nacida en 1980 interpretaba "Enjoy the silence". Hace poco estuvo en Madrid. Me parece que su música le va bien a la novela:
 
También encuentro en el ritmo de la novela ecos del grupo chileno "Los Jaivas", con su mezcla de rock y folk, como en esta canción sobre el poema del inmenso Neruda y su "Canto general" (1951), "Alturas de Machu Picchu":
 

domingo, 25 de agosto de 2024

"Como Indiana Jones en busca de los orígenes de los guanches".


 
Dedicando un sábado de verano a buscar restos arqueológicos en la Cueva de Bencomo, el último rey guanche. La culpa la tiene esta novela que se leyó mi hijo hace un tiempo y he leído yo estos días, "Los nueve reinos" (Alfaguara, 2024), de Santiago Díaz. En ella, el guionista de cine y de televisión y novelista nacido en Madrid en el 1971 nos habla de un grupo de prisioneros de guerra, mauritanos o bereberes en el 75 a.C., llevados a Roma para ser esclavos, que se rebelan y, tras naufragar su nave, llegan a una tierra desconocida donde formarán una nueva nación presidida por un volcán enorme. "Se llamaron a sí mismos habitantes del infierno, los wa-n-Achi-net, los guanches" (p. 16). A finales del XV, la reina Isabel se propuso conquistar las islas Canarias. El rey guanche Bancomo vivía en una cueva del Barranco del Pino, entre La Orotava y Santa Úrsula, en el norte de Tenerife. Este lugar fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias en 1986. La primera estancia mide 3 metros desde la boca al fondo, 6 de largo y 2,5 de alto, y se accede por un pórtico irregular. La segunda mide 8 metros de largo, y está abierta por su lado occidental hacia el barranco. Ambos cuerpos se hallan unidos mediante un estrecho pasadizo. Además el conjunto está formado por tres abrigos naturales reutilizados para guardar ganado en época histórica. Cerca está la fuente de Tamaide. Entre 2017 y 2018 se llevaron a cabo trabajos de limpieza y excavaciones arqueológicas, y se hallaron restos de cerámica y herramientas de obsidiana y cuentas de collares. Los arqueólogos hallaron marcas labradas en las paredes que sugieren la existencia de sistemas de cerramiento, y es la primera vez que se localiza esa evidencia en la arqueología tinerfeña.

Bencomo escribió en 1494: "El nuestro es un pueblo amigable, así que aceptamos vuestra amistad siempre que os marchéis en paz. En cuanto a lo de ser cristianos, nosotros creemos que el único dios es Achamán, creador del cielo y la tierra (...) Pero lo de someternos a los reyes de Castilla..., eso jamás. Yo he nacido para ser mencey y como mencey moriré".
 
Esta es una reconstrucción de su lengua:
 
En definitiva, todo esto es lo que quise comprobar ayer subiendo y bajando por unas cuestas imposibles, y casi sentí miedo de que el coche se me fuera para atrás o se resbalara por alguna ladera.
La música de hoy solo puede ser esta:
 

sábado, 24 de agosto de 2024

"En la piscina al pie del Teide".

 

Ahí me cogió antes de ayer la poeta Isabel Fernández Bernaldo de Quirós cuando me mandó unos poéticos audios de voz por Wasap desde Asturias, su tierra natal y de sus antepasados. Salí del agua y me puse a escuchar con los cascos el "Miserere mei, Deus", del cantante y compositor del siglo XVII Gregorio Allegri, ya que la voz y las palabras de Isabel me lo habían recordado. Es una serie de secuencias para coro de nueve voces en el estilo de la polifonía renacentista, intercaladas con párrafos gregorianos. El Miserere es un himno litúrgico de gran tradición en la iglesia cristiana. Su texto es el del Salmo 50 (51) donde el rey David, ante el profeta Nathan, pide perdón a Dios por el pecado que cometió con Bethsabé. El Vaticano había prohibido, bajo pena de excomunión, copiar esta partitura, para que tan solo pudiese ser interpretada en la Capilla Sixtina, en ciertas solemnidades; pero Mozart, estando en Roma con su padre a los 14 años, lo escuchó, se lo aprendió de memoria y lo copió:
 
Allegri está enterrado en la Chiesa Nuova de Roma, en la tumba de los miembros del Coro Papal, bajo una inscripción en la que se dice que los cuerpos de quienes estuvieron en vida unidos por la melodía no deben ser separados por la muerte.
 
Me siento un privilegiado por convivir con esta "melodía".

viernes, 23 de agosto de 2024

"La taxista de Tenerife que lee a Murakami".


 

(Para May Redondo).

El otro día no tenía coche y me subí a un taxi para ir al Monasterio donde nació mi gatita Ana. A la hora de volver a casa, el camarero me dio la tarjeta de un taxi. Llamé y se presentó una taxista de cuarenta y tantos años con acento centroeuropeo, cosa bastante habitual en Canarias. En seguida nos pusimos a hablar. Me dijo que se llamaba Karin y era de Austria. En su país estudió la carrera de Periodismo, pero, como había pasado algunos veranos en Tenerife de niña, en un momento de su vida decidió venirse a vivir al pie del Teide, en el Valle de la Orotava, un lugar que le parecía maravilloso, sobre todo en invierno. Se sacó una licencia, se compró un perro al que llamó Toby, y es muy feliz leyendo. Le gusta tener tiempo libre para leer y pasear. En particular le gusta leer a Haruki Murakami. En cuanto me dijo esto, me puse a hablar del novelista japonés y de su obra maestra, "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo".

Ahora Karin me sigue en las redes sociales.

Antes de bajarme le conté un cuento. Es uno de los "Cuentos de los otros" que surgió paseando por la finca salmantina de Yolanda Gonzalez, con ella, sus hermanas y Antonio Zaballos, entre Béjar y la Sierra de Francia:

"El pozo de Murakami".

"Habías decidido cuidar la tierra tras quedarte sola, pero el calor del verano empezaba a resultar insoportable. Ante las continuas restricciones de agua, quizá ese año se perdieran las uvas que habían hecho famosa a tu familia en la región.

Antes de morir, tu padre te habló de un pozo oculto en alguna parte de la finca.

Lo buscabas sin éxito cada día.

Una noche conociste a Justo Sotelo a través de las redes sociales. Al poco tiempo compraste su ensayo sobre Murakami en tu librería favorita de la ciudad, pero antes de leerlo quisiste conocer la obra del escritor japonés. Todavía recuerdas aquella mañana en que te sentaste debajo de un olivo a leer “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Estuviste leyendo varias horas, hasta que alguien empezó a hablarte. Aunque estabas sola, no sentiste miedo, ni siquiera cuando comprendiste que la voz venía de debajo de la tierra. Hablaba de atravesar paredes, conciencias, de buscar la belleza a través del amor. Retiraste unas lajas de piedra y diste con el pozo que tu padre no pudo encontrar. El agua llegaba hasta el borde, pero no había nadie en su interior.

Al mirar hacia atrás viste a Sotelo hablando con Murakami a la sombra del olivo".

("El pozo de Murakami", de "Cuentos de los otros", Bartleby, p. )

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Ahora amanece sobre el mar y escucho una música que nos gusta a Murakami y a mí, y que escribió Liszt viajando por Suiza, cerca de donde nació Karin. Todas las obras de Murakami llevan música, y en eso me parezco a él y en que los dos defendemos el carácter universal de la literatura:

https://www.youtube.com/watch?v=AbnPiQ-VaBc

jueves, 22 de agosto de 2024

"La entrevista de ayer en la radio de Tenerife, en Youtube".


 
En ella hablo del "escritor total", de lo que considero un verdadero poeta y de otras cosas, como la importancia del estudio y de la educación, en compañía de Justo Jr. y su amigo Álex, en un diálogo con Isidro Pérez Brito, y con la intervención por teléfono de la poeta Candelaria Villavicencio. Nos lo pasamos muy bien durante casi una hora, aunque viendo ahora el programa en Youtube debo reconocer que cada vez me veo más viejo, más gordo y más feo. Debo admitir que mis tiempos de gloria ya han pasado, jeje, y también que tengo que comer menos pasteles y beber menos Möet Chandon.
 
En fin, no somos nadie.
 
Espero que os guste, así como las alusiones literarias que hago a Platón, Aristóteles, Ovidio, Bach, Mahler, Rohmer, Hitchcock, Erice, Wenders:
 

miércoles, 21 de agosto de 2024

"El amante del desierto".


 
Haciendo el amor en el desierto de Marruecos, buscándose con sus cuerpos y sus miradas, necesitándose más que nunca, pero aun así apartándose, continuamente, uno del otro, como si el amor fuera eso, la lucha contra la muerte a través del sexo y la pasión infinita, y la constatación de que lo único que tiene sentido es el cuerpo de la persona amada que rechazas pues sabes que algún día se perderá en la nada, como el tuyo.
 
Hay novelas que no me habría importado escribir y películas que hubiera interpretado con sumo placer. Existen historias que son la literatura y son el cine, y esta es una de ellas, además con la música de Ryuichi Sakamoto:
 
Ayer pensé en todo esto durante mi paseo en camello cubierto por la niebla.
 

 

martes, 20 de agosto de 2024

"Celebrando la amistad, celebrando la vida".


 

Mañana miércoles por la mañana me acercaré a la radio de todos los veranos para charlar de literatura con Isidro Pérez Brito en su Radio Realejos, en el centro del Valle de la Orotava, al pie del Teide. Me apetece saludarlo y recordar a su hermana Remi, que nos dejó hace algo más de un año y a la que cogí tanto afecto.

Será a las 11 de la Península y las 10 en Tenerife:

https://emisora.org.es/realejos/

https://www.youtube.com/results?search_query=radio+realejos+directo

Y como soy de los que piensan que hay que celebrar cada día que tenemos, la salida del sol, el ocaso, el sonido de las olas, el susurro de las montañas, el amor, la amistad, ayer por la tarde Paqui, Justi y Álex nos fuimos a ver a "mi" poeta del norte de Tenerife, Candelaria Villavicencio. Lali es una poeta con un solo libro publicado, y ya lo sería aunque no hubiera publicado ninguno. Javier Del Prado y yo prologamos ese libro. Ahora está preparando otro con María Felina León Beltrán, otra "jipi" como ella que también vive en Buenavista del Norte.

En cierto momento me puse a hablar de los tres grandes y únicos temas de la literatura, el tiempo, el espacio y el otro, y para poner un ejemplo busqué uno de mis cuentos en Google:

"Le pregunté la hora a la salida de la biblioteca pública. Ella me miró y me dijo que no llevaba reloj, pero que podíamos caminar juntos hasta el parque.

Hacía una bonita tarde de mediados del mes de septiembre.

A principios de octubre quise llevarla a una playa lejana. Nos acercamos a la estación de autobuses hablando sin parar y perdimos el único que conducía a la playa; el problema es que no salía otro hasta un año después. Alargué el brazo al primer taxi que pasaba por allí y le pedí que siguiera al autobús y lo adelantara; así podríamos cogerlo más adelante. El taxista sonrió condescendiente, pero nos aseguró que habría más pasajeros a lo largo del trayecto. Le dijimos que no nos importaba. En los siguientes minutos varios hombres y mujeres subieron y bajaron del taxi. Hablamos con ellos, intentamos conocerlos y caerles bien. Como era previsible, el taxi adelantó al autobús y ella y yo lo esperamos en la siguiente parada. Poco después ocupamos los únicos asientos que quedaban libres. Sonreímos felices hasta que nos miramos a los ojos; de pronto nos habíamos convertido en dos ancianos.

No te preocupes, dijo ella convencida. Aunque no llevo reloj, sé que nuestro amor es eterno.

Y nos besamos al llegar al parque".

("El autobús de la playa", de "Cuentos de los otros", Bartleby, p. 18).

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Ahora amanece y yo lo celebro, como diría Walt Whitman:

https://www.youtube.com/watch?v=7CVfTd-_qbc

lunes, 19 de agosto de 2024

"Me deletreas el alma".


 
Me dijo el otro día la maestra y artista de Elche Clariola Fenoll. Ha empezado a leer mi novela "Poeta en Madrid" y quería transmitirme sus primeras impresiones. Acto seguido me recordó en su mensaje por Messenger uno de los pasajes:
 
"Amor por encima de todas las cosas.
 
Amor sin nombre. Inmaculado. Indiscreto ante las murmuraciones, inmarchitable. Amor azul. Verde. Amarillo. Rojo. Anaranjado. Añil. Violeta. Y de nuevo azul.
 
No importa por qué están ahí. ¡Taganana! Perdida en el horizonte. Blanca por dentro y por fuera. Y azul, muy azul el mar de Taganana. La espuma blanca y azul.
 
Bajé del autobús municipal. Había pocas personas sobre la arena de la playa, la soledad perdida entre los acantilados duros, feroces. Y la arena negra. Coloca a una joven que está en los huesos en un extremo. A un ser deforme en el otro. Sitúa a una pareja de enamorados dentro y fuera del agua, amándose vestidos y desnudos, unidos y separados. Tuve envidia de él. Tuve más envidia de ella. Sonreí al monstruo y a la mujer. Tuve envidia del monstruo y de la mujer con todas mis ganas. Mis ojos enfermos, casi ajenos.
 
La fotografía.
 
EL TIEMPO SIN VOZ.
 
Mis dedos, el botón, el tiempo y el miedo, la envidia y el tiempo y el miedo, la belleza. El mar sonreía y su botón rojo, pequeño, pusilánime. La espuma gris, blanca, negra, la espuma y el miedo. Como colas infinitas de infinitos miembros babeantes. Los amantes besaban la arena con sus nucas, la de él, la de ella, las nucas sin miedo. Por fin el monstruo comenzó a escribir sobre los inmensos pechos de la mujer que caían como chicles sobre la arena de la playa.
 
La fotografía.
 
LA VOZ DEL TIEMPO.
 
Os voy a hablar de otra isla amigos poetas os voy a hablar de otro sueño de ninfas y de sirenas si es que rugen los mares en un nuevo sueño y todo comienza a hacerse inanimado si es que aparece la soledad cruza rocas encrespadas la soledad asalta cárceles pletóricas de inconsciencia y lucha día a día por huir de la isla volcánica día a día de nuestro interior del miedo mi soledad es como todas pero más ciega mi soledad es dulce como los labios del amante frota sin descanso la piedra succionada de la pasión entre sus pechos mi soledad no sabe de diálogos y él me ayuda cada instante para huir con él al disparatado silencio en la distancia de la mar que ya no existe en el oasis perdido entre sus piernas que son leyendas innombrables entre sus dedos suavizados por la espera puedo hablaros de otra isla puedo hablaros de otros sueños de ninfas y de sirenas.
 
Beckett.
 
El monstruo arranca los pechos a la mujer y los lanza al mar, y continúa escribiendo sobre su incompetencia.
 
Se acercó a mí, besó mis pies y me ofreció la semilla de su vientre. Tomé con mis manos al amante ridículo y arrebaté a las nubes sus caricias.
 
Me siento sobre una roca, blanca como el mar, como el paraíso, y mientras los perros aman su lascivia y los hombres vierten el vino sobre las mesas y las piedras aguijonean mis sandalias y lo banal se tiñe de esperanza en cualquier pueblo testigo de su sudario y se desbocan mis pasiones entre las notas del último sueño, comprendo que he oxidado el viento y las palmeras y el mundo para dormir entre los brazos del amor solitario.
 
Carnaval.
 
Mi único amor. Deletreo.
 
Papá.
 
Carnaval.
 
Taganana.
 
Molloy.
 
Papá.
 
Molloy y Beckett.
 
Las palabras como chicles para definir una fotografía".
("Poeta en Madrid", 2021, Huso, pp. 36-38).
 
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Como diría Umberto Eco, el escritor lo es completamente cuando encuentra a su "lector modelo o ideal". Da igual que te lean miles o millones de personas, lo que importa es encontrar a alguien que te diga que "le deletreas el alma".
 
Como las páginas anteriores de la novela suceden en Taganana (en realidad se cuentan desde un café de Madrid), en el noreste de Tenerife, acompaño esta fotografía que hice ayer en ese lugar, y escucho la música de los dos roques de Anaga:
 

domingo, 18 de agosto de 2024

"En recuerdo del arquitecto y escritor José Félix Sáenz-Marrero".


 
Una de las últimas veces que estuve charlando y paseando con José Félix fue por el Médano, desde Playa Chica hasta el hotel que levantó su tío abuelo junto al mar, el primero del sur de Tenerife. Ahora, siempre que voy por allí, como el otro día en esta fotografía, me acuerdo de él. Los seres humanos somos muchas cosas y una de ellas son los amigos que nos han acompañado por la vida. Y ahí permanecen con nosotros mientras estemos aquí. Luego se hará el silencio si no lo impedimos. Los escritores estamos en este mundo para impedirlo.
 
Y por eso escribimos:
 
"Tierra mítica".
 
"Caminaban a tientas, ligeramente, amadamente, inadecuadamente, y se perdían en la geografía de sus sombras. Era una pérdida dolorosa y momentánea, hambrienta, con el valor simbólico de la Historia.
 
Entraron en el parque de atracciones en busca de una excusa que los mantuviera unidos y les impidiera tropezar con la fuerza del instante. Como si la voz del amor y el sexo pudiera consumirse. El mundo se detuvo una vez más cuando ellos se miraron, y luego lo hizo el tren que los conducía por el laberinto de Ariadna hacia la única salida, donde los mapas habían perdido la forma y ya solo quedaba el sentido.
 
En ese momento se encontraron entre las fronteras de sus cuerpos".
 
("Tierra mítica", de "Cuentos de los viernes", 2015, Bartleby, p. 21).
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Seguro que José Félix lo lee desde el lugar donde esté y a lo mejor escucha esta música que tanto nos gusta a los dos:
 

sábado, 17 de agosto de 2024

"La colina del adiós".


 
Hace solo unos días el profesor Miguel Roberto Casares Hinojosa escribió un post donde me aludía cariñosamente, y del que destaco estos párrafos, teniendo en cuenta que este muro lo hacemos entre todos:
 
"Esta mañana, como todas las mañanas desde hace ya bastantes años, visitaba el muro de mi admirado Justo Sotelo y leyendo su anécdota del día me he acordado de algo que me ocurrió también a mí hace casi 20 años. Nos contaba Justo a sus amistades que ayer se dio un sonoro batacazo “haciendo el mono” en un columpio: subió de pie a un artilugio al que únicamente cabía auparse sentado y cayó al suelo como don Quijote en su primer costalazo de la Primera Parte.
 
Me gusta el muro de Justo porque en él se respira por los cuatro costados su alegría de vivir, que me parece crucial para aspirar a ser medianamente felices. Me gusta su muro porque sabe vivir el momento (importantísimo también). Me gusta su muro porque es capaz de transcribir esa experiencia que nos cuenta de cada momento al lenguaje de la música, que es el lenguaje universal del espíritu. Y me gusta su muro porque es un adalid del humor: el humor es fundamental, especialmente cuando va dirigido hacia nosotros mismos, porque elimina de un zarpazo la fatuidad y el nublado del tomarse las cosas con la tenebrosa seriedad de los poderosos (...)
 
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Uno de los sitios que más me gustan de este mundo es el Monte de las Mercedes en el norte de Tenerife. En medio se encuentra el Pico del Inglés, el de esta foto. Cuando subo hasta allí a veces canturreo una canción de amor o de desamor, "La colina del adiós":