Cada libro de literatura que escribo es una especie de salto al vacío. Me ocurre lo mismo con los libros científicos. La teoría económica no me daba para más tras profundizar en las escuelas Neoclásica, Neokeynesiana y la síntesis entre ellas, y dejé de escribir libros y artículos sobre ese asunto. Con la literatura siempre me planteo su evolución. Después de las cimas modernistas de Joyce, Eliot, Woolf, Proust o Faulkner, del posmodernismo de Morrison, Sebald, Perec o Coetzee, mi pasión como intelectual y escritor es seguir avanzando. Como he comentado otras veces, busco la eliminación del tiempo y del espacio, la unión de los géneros y la fusión de las artes y de las ciencias. ¿Qué sentido tiene continuar hoy escribiendo de manera tradicional cuando la Física analiza el mundo con dimensiones de 10 elevado a menos 16 o 10 elevado a más 16, con el acelerador de adrones, las teorías de las catástrofes y el caos y los avances de todo tipo? Como acabo de decir al escritor Ramon Serrano, aprendí a escribir leyendo a Galdós, Baroja, etc, escritores maravillosos, pero yo no puedo escribir como ellos. Ellos tampoco escribirían como ellos si vivieran en 2024.
Ayer Almudena Mestre publicó una reseña, casi un mini ensayo, sobre "Poeta en Madrid" en la revista todoliteratura.es, y me parece interesante, profunda y acertada:
https://www.todoliteratura.es/noticia/59911/criticas/una-novela-como-una-sinfonia-de-mahler.html
Y como el título es "Una novela como una sinfonía de Mahler", me tomo un café escuchando su casi maravillosa sinfonía "La canción de la tierra" dirigida por Bernstein. Mahler llevó la música hasta el fin de la tonalidad. Me di cuenta con 19 años cuando la escuché por primera vez en directo en el Teatro Real (entonces todavía era sala de conciertos), y me dije que esto era música, poesía, arte, es decir, todo:
https://www.youtube.com/watch?v=Npy4gjZ81F0
No hay comentarios:
Publicar un comentario