Es una calle tan estrecha que apenas permite el paso de la luz y el de un coche de caballos, algo así como la carroza de Cenicienta y el Príncipe. Sucede lo mismo con el amor.
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"La noche del alma".
El presente creaba los recuerdos que aún no habían tenido juntos, les ofrecía una pátina de irrealidad, la posibilidad de convertirse en una historia que justificara su amor por la vida y la literatura.
Se sentaron en un banco, se miraron y empezaron a contarse historias de poetas. De pronto se les hizo de noche. Se les hizo la noche de los poetas latinos, de los románticos ingleses y franceses.
Buscaban el infinito, sin comprender que los días son números".
("La noche del alma", de "Cuentos de los viernes", 2015, Bartleby Editores, p. 16).
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Woody Allen imaginó la escena perfecta y Sidney Bechet le puso la música.
París es maravillosa bajo la lluvia:
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