domingo, 25 de agosto de 2024

"Como Indiana Jones en busca de los orígenes de los guanches".


 
Dedicando un sábado de verano a buscar restos arqueológicos en la Cueva de Bencomo, el último rey guanche. La culpa la tiene esta novela que se leyó mi hijo hace un tiempo y he leído yo estos días, "Los nueve reinos" (Alfaguara, 2024), de Santiago Díaz. En ella, el guionista de cine y de televisión y novelista nacido en Madrid en el 1971 nos habla de un grupo de prisioneros de guerra, mauritanos o bereberes en el 75 a.C., llevados a Roma para ser esclavos, que se rebelan y, tras naufragar su nave, llegan a una tierra desconocida donde formarán una nueva nación presidida por un volcán enorme. "Se llamaron a sí mismos habitantes del infierno, los wa-n-Achi-net, los guanches" (p. 16). A finales del XV, la reina Isabel se propuso conquistar las islas Canarias. El rey guanche Bancomo vivía en una cueva del Barranco del Pino, entre La Orotava y Santa Úrsula, en el norte de Tenerife. Este lugar fue declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias en 1986. La primera estancia mide 3 metros desde la boca al fondo, 6 de largo y 2,5 de alto, y se accede por un pórtico irregular. La segunda mide 8 metros de largo, y está abierta por su lado occidental hacia el barranco. Ambos cuerpos se hallan unidos mediante un estrecho pasadizo. Además el conjunto está formado por tres abrigos naturales reutilizados para guardar ganado en época histórica. Cerca está la fuente de Tamaide. Entre 2017 y 2018 se llevaron a cabo trabajos de limpieza y excavaciones arqueológicas, y se hallaron restos de cerámica y herramientas de obsidiana y cuentas de collares. Los arqueólogos hallaron marcas labradas en las paredes que sugieren la existencia de sistemas de cerramiento, y es la primera vez que se localiza esa evidencia en la arqueología tinerfeña.

Bencomo escribió en 1494: "El nuestro es un pueblo amigable, así que aceptamos vuestra amistad siempre que os marchéis en paz. En cuanto a lo de ser cristianos, nosotros creemos que el único dios es Achamán, creador del cielo y la tierra (...) Pero lo de someternos a los reyes de Castilla..., eso jamás. Yo he nacido para ser mencey y como mencey moriré".
 
Esta es una reconstrucción de su lengua:
 
En definitiva, todo esto es lo que quise comprobar ayer subiendo y bajando por unas cuestas imposibles, y casi sentí miedo de que el coche se me fuera para atrás o se resbalara por alguna ladera.
La música de hoy solo puede ser esta:
 

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