sábado, 24 de diciembre de 2016

"Memorias de África".


Cada vez que escucho esta música me dan ganas de subirme a una avioneta y volar sobre Kenia.

https://www.youtube.com/watch?v=eWZ2adCaKo4

Hace unos años participé en la "Expedición a Samarcanda" y la primera parte del viaje fue en avioneta. El rey castellano Enrique III encargó en el siglo XIV al aventurero madrileño Ruy González de Clavijo que lograra una alianza con el gran Tamerlán para luchar contra los turcos. En Samarcanda (Uzbekinstán) se creó un barrio con el nombre de "Madrid". Y eso es lo que pretendíamos conmemorar cinco siglos después con nuestra expedición.

Y es lo que cuento en uno de los capítulos de mi novela "Las mentiras inexactas", donde aparece un tipo que, curiosamente, también se llama Justo Sotelo.

(A un globo me he subido dos veces, en la región de los lagos del norte de Inglaterra, cerca de donde está enterrado el poeta romántico Wordsworth, en Grasmere).

El caso es que escuchando esa música sería capaz de enamorarme a la vez de Meryl Streep y Robert Redford, casi más de él que de ella. Y diría esto, por supuesto: "Denys me había dado una brújula, para seguir el rumbo, pero más tarde comprendí que navegábamos con rumbos distintos. Quizá él sabía, aunque yo no, que la tierra fue creada redonda para que no podamos ver el final del camino.”

Luego me lavaría el pelo, claro.
 
 

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