"Antes mi sueño era cenar un día con Woody Allen para charlar sobre
cine, literatura y vida, pero ahora me encantaría compartir una tarde,
un café o un buen vino con Justo Sotelo. Nunca había encontrado a nadie
con quien pudiese compartir tantos puntos de vista".
Esto es lo que escribió hace poco por aquí la escritora Marta Muñiz Rueda. Y eso se va a producir pronto ya que en los primeros meses del año que viene presentaré en Madrid la primera novela de esta escritora asturiano leonesa.
He repetido varias veces que me siento feliz de ser contemporáneo de un
genio como Woody Allen. Siempre la cita anual con su cine, como también
la tuve durante años con las películas de Angelopoulos, Rohmer, Erice,
Kurosawa, Kieslowski, Greenaway, Yimou, Kar-wai.
Una cita que nunca me perdía en los cines Alphaville / Golem y Renoir de Madrid y que prolongaba en la Filmoteca del cine Doré, en el Mercado de Antón Martín, con Dreyer, Murnau, Griffith, Renoir, Eisenstein, Tarkovski, Lang, Hitchcock, y que me permitieron entender por qué al cine se le considera el Séptimo Arte, algo parecido al material con el que se fabrican los sueños.
(En la foto tomando un café y leyendo a uno de los escritores actuales que más me interesan, Lobo Antunes).
Una cita que nunca me perdía en los cines Alphaville / Golem y Renoir de Madrid y que prolongaba en la Filmoteca del cine Doré, en el Mercado de Antón Martín, con Dreyer, Murnau, Griffith, Renoir, Eisenstein, Tarkovski, Lang, Hitchcock, y que me permitieron entender por qué al cine se le considera el Séptimo Arte, algo parecido al material con el que se fabrican los sueños.
(En la foto tomando un café y leyendo a uno de los escritores actuales que más me interesan, Lobo Antunes).
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