Leer a García Márquez es morir después de los 100 años.
Y hacerlo de amor.
(Escuchando la sonata de violín de César Franck, una de las obras
favoritas del protagonista de la novela que ayer releí mientras las
gaviotas volaban de un sitio para otro. Siempre que leo a García Márquez
pienso que existen pocos escritores que dominen el castellano como él,
algo similar a lo que le ocurría a Jacqueline du Pré con el cello:
https://www.youtube.com/watch?v=3XwCFE2aHbE)
https://www.youtube.com/watch?v=3XwCFE2aHbE)
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