lunes, 24 de septiembre de 2018

"Annette Messager".

Conocí a Annette Messager en 1999 cuando expuso en el Palacio de Cristal del Retiro, un lugar que forma parte del Centro de Arte Reina Sofía, donde he escrito algunas páginas de mis libros y que es sin duda uno de mis sitios favoritos de Madrid. Es una de las artistas que Nicolas Bourriaud invitó a exponer en el museo que dirigió en París (al que me referí en el post de ayer sobre el arte relacional).

Messager pertenece a la llamada generación crítica de Mayo de 1968, con la que comparte la rebeldía y el cuestionamiento del modo de producir arte, así como del papel tradicional de los géneros artísticos bajo el lema “el arte está en la calle, no en los museos”. Artísticamente se encuentra influida por el surrealismo y el feminismo, y su obra se inscribe en la corriente llamada "mitologías individuales", que une la autobiografía y la historia. Ha expuesto en los museos más importantes del mundo, tanto de forma individual como colectiva.

Nació en Berck-sur-Mer, Francia, en 1943. Su padre era pintor aficionado y le animó a dedicarse al arte ya desde niña, e incluso la llevó con su hermano a las iglesias cercanas para ver vidrieras y retablos. Estudió en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs en París, donde hizo esculturas de estilo surrealista. En 1961 ganó el gran premio en un concurso internacional patrocinado por Kodak. Poco después comenzó a realizar fotos por todo el mundo.

En 1971 la galería Germain de París le pidió que participara y ella presentó un gorrión muerto. A principios de los ochenta, creó instalaciones como las "Quimeras", usando imágenes de criaturas grotescas y objetos cotidianos de gran tamaño. En los últimos años, ha ampliado su estudio del cuerpo. En la instalación "Spectres del Comtesse Hospice" (2004) enormes órganos de cuero descienden del techo en redes oscuras con la intención de levantarse a intervalos irregulares. Este concepto recibió una segunda manifestación ampliada en el vestíbulo y el sótano del Centro Georges Pompidou con motivo de una gran retrospectiva en 2007. En 2005 recibió el premio Leone d'Oro por su trabajo en la Bienal de Venecia. También ha recibido el Premio Julio González en el IVAM, 2018. Vive y trabaja en Malakoff, un suburbio de París.

(Saberme contemporáneo de artistas como Annette Messager me reconcilia con el arte, y me anima a seguir explorando el mundo tan conservador de la literatura, con un lenguaje tan antiguo como tedioso).




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