miércoles, 24 de julio de 2019

"Diario de mi viaje a China", de Barthes.

El año 1974 Barthes viajó a China para "reflexionar" sobre este país. Lo hizo entre el 11 de abril y el 4 de mayo, junto al grupo de la revista parisina "Tel Quel", Philip Sollers, Julia Kristeva y Marcelin Pleynet, y el filósofo Jean Whal.

Me interesan esas reflexiones a la hora de organizar las ideas de un ensayo que estoy escribiendo. Entonces había menos información, aunque no creo que ahora seamos capaces de pensar las cosas sin pausa, sin tiempo, sin reflexionarlas antes. Se desconocía casi todo de la revolución comunista, a pesar de que un semiótico como Barthes lo que buscaba eran los "signos" de un país como China. El grupo visitó fábricas, comunas, escuelas, y no pudo escapar al tour ideológico ni a las más perfectas postales maoístas. A Barthes le sorprendieron la falta de exteriorización de la sexualidad y la opacidad de casi todas las manifestaciones.

Desde luego el diario es un objeto personal, sin artificio y montaje, un tipo de documento valioso que sirve para acercarse a la mente de los grandes pensadores. Sin entender sus reflexiones no es fácil que nosotros seamos capaces de hacer reflexiones mínimamente interesantes y trascendentes sobre el mundo que nos ha tocado vivir.

Reconozco que me gusta pasear despacio, por Madrid y por cualquier parte del mundo.


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