Ayer desayuné con diamantes,
hablando de poesía, y por la tarde no se me ocurrió otra cosa que ver
cómo se filma de verdad la poesía. Por eso volví a ver la película de
Víctor Erice, la obra inacabada más bella del cine español. Erice la
rodó el año 1983, a partir de un relato inédito de su mujer, Adelaida
García Morales, para hablar de una España de finales de los 50 cuando
una niña, Estrella, despierta a la vida tras sentir una verdadera adoración
por su padre. Ese amanecer también le ocurre a Ana en "El espíritu de
la colmena" (1973), la primera película de Erice. Ana madura desde la
ficción y Estrella lo hace desde la realidad:
https://www.youtube.com/watch?v=IRsJEqMTaew
Siempre que la veo, pienso en tres nombres que me han enseñado tantas cosas a lo largo de mi vida, Renoir, Dreyer y Vermeer ("El río", "Dies irae" y "La joven de la perla"). Erice volvió a atrapar la luz en su tercera película, "El sol del membrillo" (1992). El cine y la pintura se convierten en otra cosa, a partir de ese lenguaje que busco en el arte y la literatura contemporáneos y apenas encuentro.
Siempre que la veo, pienso en tres nombres que me han enseñado tantas cosas a lo largo de mi vida, Renoir, Dreyer y Vermeer ("El río", "Dies irae" y "La joven de la perla"). Erice volvió a atrapar la luz en su tercera película, "El sol del membrillo" (1992). El cine y la pintura se convierten en otra cosa, a partir de ese lenguaje que busco en el arte y la literatura contemporáneos y apenas encuentro.
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