La filóloga tinerfeña, de padre
inglés, Yolanda Brown está escribiendo una tesis doctoral desde hace
años sobre mi obra literaria en la Universidad Autónoma de Madrid. Ayer
colgó en este muro un artículo sobre la última novela de Haruki
Murakami, "La muerte del comendador", pero no me dio tiempo a leerlo; lo
hago ahora mientras me tomo el primer café del día. El artículo es de
la mítica revista literaria "The New Yorker", creada en 1925, y además
de hablar de las influencias de su
novela, Murakami comenta que hay tres tipos de heridas emocionales: las
que sanan rápidamente, las que tardan mucho en sanar y las que
permanecen contigo hasta que mueres. Uno de los principales objetivos de
la ficción es explorar con la mayor profundidad y detalle posibles las
heridas que quedan. Porque esas son las cicatrices que, para bien o para
mal, definen y dan forma a la vida de una persona.
Estos aspectos, digamos de contenido espiritual y psicológico, aparecen
continuamente en las novelas y cuentos de Murakami y yo los he
intentado estudiar con detalle. Apuro el café y pienso que me resulta
curioso el hecho de que vivamos en el mejor momento de la historia de la
humanidad y no deje de encontrarme a personas con problemas
emocionales, aunque cada día luzcan una "sonrisa y unos cuerpos
Instagram y Facebook".
Una de las influencias de la novela de Murakami que estoy comentando es "Don Giovanni". Supongo que es un buen momento para escuchar la obertura de Mozart, antes de irme a la calle, pasando por un teatro de Praga:
https://www.youtube.com/watch?v=MMd44lWiHd8
Este es el artículo:
https://www.newyorker.com/…/this…/haruki-murakami-2018-09-03
Una de las influencias de la novela de Murakami que estoy comentando es "Don Giovanni". Supongo que es un buen momento para escuchar la obertura de Mozart, antes de irme a la calle, pasando por un teatro de Praga:
https://www.youtube.com/watch?v=MMd44lWiHd8
Este es el artículo:
https://www.newyorker.com/…/this…/haruki-murakami-2018-09-03
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