viernes, 13 de septiembre de 2019

"Las heridas emocionales".

La filóloga tinerfeña, de padre inglés, Yolanda Brown está escribiendo una tesis doctoral desde hace años sobre mi obra literaria en la Universidad Autónoma de Madrid. Ayer colgó en este muro un artículo sobre la última novela de Haruki Murakami, "La muerte del comendador", pero no me dio tiempo a leerlo; lo hago ahora mientras me tomo el primer café del día. El artículo es de la mítica revista literaria "The New Yorker", creada en 1925, y además de hablar de las influencias de su novela, Murakami comenta que hay tres tipos de heridas emocionales: las que sanan rápidamente, las que tardan mucho en sanar y las que permanecen contigo hasta que mueres. Uno de los principales objetivos de la ficción es explorar con la mayor profundidad y detalle posibles las heridas que quedan. Porque esas son las cicatrices que, para bien o para mal, definen y dan forma a la vida de una persona.

Estos aspectos, digamos de contenido espiritual y psicológico, aparecen continuamente en las novelas y cuentos de Murakami y yo los he intentado estudiar con detalle. Apuro el café y pienso que me resulta curioso el hecho de que vivamos en el mejor momento de la historia de la humanidad y no deje de encontrarme a personas con problemas emocionales, aunque cada día luzcan una "sonrisa y unos cuerpos Instagram y Facebook".

Una de las influencias de la novela de Murakami que estoy comentando es "Don Giovanni". Supongo que es un buen momento para escuchar la obertura de Mozart, antes de irme a la calle, pasando por un teatro de Praga:

https://www.youtube.com/watch?v=MMd44lWiHd8

Este es el artículo:
https://www.newyorker.com/…/this…/haruki-murakami-2018-09-03

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