Hace unos días
Arancha Fernández, una amiga virtual de Gran Canaria, dijo en mi muro
que había empezado a leer mi novela "Las mentiras inexactas", y antes de
ayer puso esa foto en el suyo con estas palabras: "De Canarias a Madrid
sin coger un avión. Primeras sensaciones de mis primeras páginas
leídas".
La playa de la fotografía es la de San Agustín, y está
muy cerca de la Playa del Inglés y de las dunas de Maspalomas, que
siempre me han recordado a la película
de "El paciente inglés", tan sensuales y literarias como la mirada de
una mujer enamorada. Hace años escuché con Paqui en aquel lugar tan
cinematográfico un concierto de los Sabandeños. Me gustan sus canciones
que hablan del mar, pero una un poco más, sobre todo cuando tiene acento
francés. Ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, observo
de nuevo la foto de la novela junto al mar y Charles Trenet me susurra
algo al oído. Es como si empezaras a bailar sobre las olas, como si las
palabras se disolvieran igual que un azucarillo en la delicadeza de una
mirada, sensual y enamorada.
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