lunes, 23 de septiembre de 2019

"Los escritores y las ciudades".

Este viernes pasado Almudena Mestre defendió en la facultad de Filología de la Universidad Complutense su Trabajo Fin de Máster (TFM), buscando la relación entre Madrid y mis novelas. El plano del centro de Madrid que he puesto es de unos pocos años antes, en concreto de 1622, recordando una anécdota que ocurrió el viernes. 
Por supuesto que la lectura de Almudena fue apasionada y rigurosa, como es ella. Y además promete una futura tesis doctoral que le obligará a seguir estudiando, profundizando aún más en mi obra y en mi forma tan particular de ver la vida.

Al principio del acto público la profesora Bárbara Fratichelli, la presidenta del tribunal, que es miembro del Departamento de Estudios Románicos de la Facultad, se sorprendió de que el escritor objeto del estudio estuviera allí, vivito y coleando, y vestido con un traje blanco de lino, como el mismo Gustav Aschenbach, el músico de la película de Luchino Visconti "Muerte en Venecia", que no es otro que una suerte de Gustav Mahler. ¡Vaya, qué sorpresa, pero si tenemos entre nosotros al escritor en persona!, exclamó con una mirada de sorpresa. Durante la defensa del TFM que precedió al de Almudena, Fratichelli mencionó al portugués Fernando Pessoa, poeta sobre el que hizo su tesis doctoral a partir de la relación que podía establecerse entre Lisboa y aquel hombre tan profundo y a la vez lleno de heterónimos y complejos. Ese otro TFM se refería a unos poemas del irlandés W. B. Yeats, a la fuerte espiritualidad latente en ellos. De alguna manera, Yeats siempre estará vinculado a Dublín y a Irlanda, sobre todo la Irlanda de Connemara y las islas de Arán, lo mismo que ocurre con el inmenso James Joyce, aunque este viviera en Trieste y muriera en Zúrich.

Al terminar la defensa de Almudena, comenté al jurado que, como Yeats y Pessoa no habían podido ir, lo había hecho Sotelo.

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